Pedro Sánchez está noqueado, pues está siendo golpeado repetidas veces y cada vez con más fuerza, y a punto de caer a la lona. Como todos los boxeadores ya sonados, sigue lanzando golpes al aire, cada vez menos contundentes, pero con intención de recuperarse y llevarse a su rival por delante; al menos, que le acompañe en su caída.
Este símil boxístico es muy adecuado para describir la situación que está viviendo el presidente del gobierno tras las informaciones e investigaciones policiales que se van conociendo casi cada día.
Quien le golpea es la corrupción a gran escala, una corrupción de su partido, de su gobierno y lo que es más dañino, de su propio entorno personal y familiar.
El último informe de la UCO de la Guardia Civil le situaría al borde de la dimisión si fuera un gobernante homologable a cualquier dirigente de un país democrático occidental. Sin embargo, como solemos repetir, estamos hablando de un presidente con ambiciones absolutistas que ha emprendido una deriva autocrática en un camino sin retorno en la que toda institución del Estado independiente ha sido ya colonizada por él mismo. Sólo la Justicia resiste.
Una de estas instituciones colonizadas es la Fiscalía General del Estado. Sánchez que no engaña a quien no desea ser engañado, ya mostró lo que pensaba de la Fiscalía cuando en una entrevista de radio afirmó que la Fiscalía dependía del Gobierno. Para ello, sin esconderse, nombró a una ministra para tal puesto, en una especie de puerta giratoria muy poco democrática ante la oposición de la carrera fiscal.
Su sucesor Alvaro García, una vez anulado el nombramiento de Delgado por el Tribunal Supremo, vino directamente a rematar la tarea. Esta semana ha sido imputado por algo tan grave como utilizar el poder para ajustar cuentas con un ciudadano violando sus derechos constitucionales y su anonimato (de Protección de Datos ya ni hablamos).
De esta manera, por primera vez en la Historia de nuestra democracia, un Fiscal General está imputado, y el susodicho se aferra al cargo porque sí…¡con un par! Pero claro, se aferra al puesto porque su jefe Sánchez ha afirmado que hizo bien su trabajo en una clara muestra de que la sinvergonzonería del todavía presidente no tiene parangón. Por cierto, cuanto se echan de menos presidentes que dignifiquen su cargo y que “ventilen” en casa las cuestiones de política interna, y que no usen sedes de instituciones comunitarias para sus cuitas, y menos para acusar infundadamente a ciudadanos anónimos y líderes de la oposición.
Este Sánchez, que siempre ha pensado que la mejor defensa es un buen ataque, tiene cada vez menos defensas, valga la redundancia, y a pesar de que se aferre a la protección de su Fiscal, todos sus muros de contención se resquebrajan.
Lo conocido en el informe policial antes mencionado, en una investigación que hay que recordar que aún está viva, es de una gravedad extrema. El número 1 como es mencionado en las grabaciones, está cada vez más asediado.
A estas alturas ya nadie se puede creer que su mujer es una emprendedora que con su ingenio y sus ganas de trabajar se ha convertido en una empresaria de éxito.
A estas alturas tampoco se cree nadie que el ya detenido sr. Aldama, empresario clave en toda esta maraña de corrupción, era ajeno a mesa y mantel en la Moncloa, y quien sabe si entre esos invitados a la Mareta que nunca han sido facilitados al portal de Transparencia.
Y tampoco a estas alturas ya nadie ignora los motivos por los que Ábalos fue puesto como Ministro de Transporte, el ministerio de mayor inversión pública, y como número dos del PSOE casualmente. ¿Nos van a decir ahora, o nos van a tratar de convencer de que Ábalos estaba en esos puestos por su enorme valía personal y su visión estratégica política? Oiga sr Sánchez, que el sr Ábalos ya venía así de serie y ser tan turbio, además de tan íntimo, fue su cualidad más destacada para ser nombrado en ambos sitios.
Por todo ello, reitero, a estas alturas ya nadie puede llevarse a engaño. Pedro Sánchez ya no es que desconociera o, peor, ocultara toda esta manera de proceder, es que las investigaciones publicadas, y lo que seguramente podría venir, nos va configurando a Sánchez como el responsable de todos los entramados de corrupción que nos asolan.
Y pueden la VI Flota Mediática y política poner el ventilador que quieran y hasta deslegitimar a la Justicia, pero si a esta la dejan seguir actuando de manera independiente, las cosas en España están a punto de aclararse dando paso a una etapa en la que una vez desaparecido Sánchez del poder, llegue la tan ansiada regeneración a nuestra política.