Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a demostrar que su irresponsabilidad, su falta de escrúpulos y su absoluto desprecio a las instituciones y a lo que éstas representan, no tienen límites, constatando una vez más, por si quedaba alguna duda, el nulo interés que tiene sobre lo que sucede en la Comunidad de Madrid, sobre los problemas, las necesidades y demandas de los madrileños y las madrileñas. El pasado lunes anunció que no iba a asistir a una reunión en La Moncloa convocada por el presidente del Gobierno, enmarcada dentro de una ronda de contactos que Sánchez viene realizando con todos los presidentes y presidentas autonómicos para abordar los problemas de cada comunidad y tantear su opinión sobre la financiación autonómica a propósito de la propuesta de Cataluña, aún por desarrollar. Los motivos esgrimidos por la presidenta de la Comunidad de Madrid para rechazar la cita, resultan inverosímiles e inaceptables: “la ruptura de la Hacienda común de todos los españoles”, las “decisiones destructivas” que se están tomando desde el Gobierno de España y los ataques personales de Pedro Sánchez contra ella y contra su pareja, el empresario defraudador confeso Alberto González Amador, ese ciudadano particular que intentó llegar a un acuerdo con la fiscalía para reconocer dos delitos fiscales y de falsedad en documento y que ahora se enfrenta a una nueva investigación abierta por posibles delitos de administración desleal y de corrupción en los negocios en la que se investigará si supuestamente usó una empresa pantalla en sus relaciones con el Grupo Quirón.
Estas reuniones no son para hacerse una foto, sino para hablar de las cosas que importan de verdad a la ciudadanía como la sanidad, la educación, las infraestructuras y la vivienda. A La Moncloa han acudido ya 12 presidentes, entre ellos dirigentes del PP como Juanma Moreno (Andalucía), Fernando López Miras (Murcia) o Carlos Mazón (Comunidad Valenciana), alcanzándose acuerdos beneficiosos para los ciudadanos de estas comunidades, como, por ejemplo, para Aragón, el incremento de los 60 a los 86 millones de euros del Fondo de Inversiones de Teruel, o en el caso de la comunidad valenciana, seguir trabajando con una comisión bilateral para buscar y analizar soluciones que afectan a la albufera. Mientras el presidente de Andalucía fue a la reunión con un documento que recogía 100 medidas para mejorar Andalucía, Ayuso, al parecer, sin una agenda de problemas y necesidades de la Comunidad de Madrid que plantear al Gobierno central, decidió declinar la invitación de Pedro Sánchez, incurriendo en dejación de sus funciones al no presentarse y practicando el absentismo laboral por capricho e interés personal.
Los madrileños y las madrileñas nos merecemos que nuestras necesidades sean escuchadas. Cuestiones clave como el acceso a servicios públicos, la calidad de las infraestructuras o la vivienda, son competencias compartidas que necesitan de una interlocución constante y fluida entre gobierno central y autonómico. Madrid vive huérfano de gobierno autonómico porque las ambiciones de Ayuso ocupan todo. La sanidad pública madrileña apenas sobrevive, la educación pública agoniza, la vivienda en Madrid sufre precios desbocados, y, frente a todo ello, la parálisis del gobierno autonómico provocada por la absoluta falta de interés de la presidenta regional en ejercer el cargo por el que cobra y solo atender a su particular obsesión: confrontar con Pedro Sánchez. Ayuso una vez más vuelve a hacer gala de su inconsistencia tratando de tapar con polémicas estériles su falta de gobernanza.
Por encima de las personas que ostentan cargos tienen que estar siempre las instituciones que representan. Así lo entiende Pedro Sánchez, de ahí la ronda con todos los presidentes y presidentas autonómicos. No sucede lo mismo con Isabel Díaz Ayuso que, en cambio, ha decidido poner su estrategia personal, basada en una oposición visceral a cualquier iniciativa que no nazca de sus filas, por encima de las obligaciones de su cargo, cuyo precepto básico es representar a todos los ciudadanos de Madrid, no solo a sus votantes. La presidenta regional con su actitud antisistema convierte el cargo en una trinchera no ya partidista sino personalista y dinamita todos los canales de comunicación. Los intereses económicos e institucionales de la Comunidad de Madrid no pueden estar subordinados al mantenimiento de su estatus de ariete de la derecha contra el Gobierno y la izquierda en general. La negativa a asistir supone un grave precedente que profundiza aún más en el uso partidista de las instituciones públicas madrileñas que práctica constantemente Ayuso.
La deslealtad de la presidenta regional ya no es sólo institucional, también es partidaria y tiene un objetivo evidente, Alberto Núñez Feijóo. Hace semanas Ayuso intentó marcar, una vez más, la estrategia del líder nacional del PP pidiendo públicamente al resto de barones autonómicos populares que no acudieran a La Moncloa para reunirse con Sánchez. Ninguno la ha secundado en su estrategia. Cabe preguntarse entonces sí, atendiendo a los argumentos esgrimidos para no acudir este viernes a la reunión, Ayuso piensa que el resto de presidentas y presidentes autonómicos del PP, al reunirse con Pedro Sánchez, están atentando contra la unidad de España, poniendo en peligro el país o traicionando a los ciudadanos de sus respectivas regiones. El PP está hoy dividido entre la institucionalidad de quienes exploran mejoras para su comunidad, dialogando con el PSOE nacional y quienes creen que hay que plantearle a Sánchez una guerra ideológica sin cuartel. Ahí están Ayuso y sus apoyos.
El boicot de la presidenta regional a la reunión es una crítica implícita a Alberto Núñez Feijóo y a todos los demás barones que sí han aceptado acudir a La Moncloa. Conviene recordar que el líder del PP hace unas semanas dijo: “Si un presidente autonómico no acude al Palacio de la Moncloa, creo que comete un error. Yo creo que la presidenta Ayuso sabe muy bien que su responsabilidad es defender los intereses de los madrileños y practicar una política de Estado”. Muy contundente, ¿verdad? Tras la decisión de no asistir de la presidenta madrileña, desde el equipo de Feijóo aseguraron el mismo lunes que él mantenía su posición, es decir, que consideraba un “error” la decisión, sin embargo, al día siguiente, acosado por la prensa, el presidente popular terminó diciendo un lacónico “¿cómo no la voy a respaldar?” en referencia a Ayuso. Todo un torpedo en la línea de flotación de la estrategia del presidente del PP para intentar presentarse como el líder de la institucionalidad y la moderación que socava su liderazgo y su credibilidad. Cada vez está más claro quien marca el paso en el principal partido de la oposición y no tiene precisamente acento gallego.