viernes, noviembre 15, 2024
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Trump y anteriores presidentes de EE. UU. tienen razón: Europa debe responsabilizarse de su propia seguridad

El coronel de la Guardia Civil (retirado) Alfonso López Clavier, presidente de APTIE, analiza las supuestas 'amenazas' de Trump en relación con la Defensa europea

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Alfonso López Clavier
Alfonso López Clavier
Coronel (r) Guardia Civil Presidente de APTIE

En los últimos tiempos, la posibilidad, ya confirmada, de que Trump ganara las elecciones en Estados Unidos suponía, en la mayoría de los políticos y de determinados medios comunicación, así como en mundo empresarial occidental, una enorme preocupación.

En anteriores y reiteradas declaraciones, Trump incidió en la necesidad imperiosa de que las naciones europeas (pero no sólo ellas) deben responsabilizarse de su propia seguridad y de la europea.

Para ello, deberían dedicar al menos el 2 % de su presupuesto a Defensa. Todo ello bajo la amenaza de que Estados Unidos podría retirarse de la OTAN y sus tropas de Europa.

Estas declaraciones, en mi opinión, han sido analizadas muy deficientemente por los políticos y los medios europeos, que insisten en que Trump quiere desmantelar la OTAN y dejarnos en manos de Rusia.

La de Trump es una reclamación que, con razón, llevan haciendo todos los presidentes estadounidenses a los dirigentes europeos

Sin entender las razones de Trump y que este planteamiento no es exclusivo de Trump, que no es ni una salida de tono ni una amenaza extemporánea, sino una reclamación que, con razón, todos los presidentes estadounidenses, desde Kennedy, llevan haciendo a los dirigentes europeos de forma más o menos clara.

Su planteamiento es que no resulta admisible que EE. UU. llegara a tener más de 300.000 soldados y numerosas bases en Europa, y dedique un gasto considerable a la defensa europea, mientras los países europeos mantenían unos presupuestos para Defensa ridículos, se desentendían, salvo Gran Bretaña, de la defensa y seguridad europea.

Y se vanagloriaban de dedicar una parte enorme de sus presupuestos a gasto social, al tiempo que se permitían criticar el militarismo e imperialismo de Estados Unidos, por las bases afincadas en Europa y el mundo.

Europa no ha hecho planteamientos serios sobre las preocupaciones de Trump y otros presidentes de EE. UU.

Esta preocupación de los presidentes de EE. UU. y, en concreto, de Trump, no ha dado lugar por parte europea a analizar y a hacer planteamientos serios sobre lo que significan.

La clara apuesta de la mayoría de los partidos políticos sobre los problemas y riesgos que iba a traer su vuelta a la presidencia de EE.UU., junto al posicionamiento de los medios calificándolo prácticamente como un peligro existencial para Europa, particularmente en los campos de la democracia, la Seguridad y la Defensa, ha supuesto una clara parálisis en el imprescindible análisis que se debería haber hecho desde el momento que Trump lo planteó en serio.

La invasión de Crimea e importantes extensiones de Ucrania en 2014, no fueron suficientes para concienciarse de que existía una amenaza gravísima para Europa.

Pero la brutal segunda invasión ya al corazón de Ucrania, despertó claramente las alarmas. La situación de una guerra real en territorio europeo ya va para tres años. Y el aumento de las amenazas terroristas y de la guerra híbrida, plasmadas en millones de ciberataques a todos los niveles, junto a la constatación de que el interés norteamericano y anglosajón se enfocan decididamente hacia el escenario indopacífico, están haciendo cambiar la percepción política, militar y social de los riesgos tangibles a los que nos enfrentamos los europeos.

Alguna propuestas europeas, hechas con la boca pequeña, empiezan a concretarse

Y que algunas propuestas hechas anteriormente con la boca pequeña por algunos dirigentes europeos, empiecen a concretarse en declaraciones inimaginables hace poco.

Lo primero ha sido la decisión de que la Unión Europea cuente por primera vez con un Comisario de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, con lo que ello significa.

Recientemente, la presidenta de la Comisión europea, Úrsula von der Leyen, pidió al exministro finlandés, Sauli Niinisto, un informe sobre el nivel de preparación europeo ante los nuevos planteamientos para la seguridad, en su más amplio sentido. Desde el militar, al económico, industrial y protección de infraestructuras críticas, tanto contra ataques militares, como del terrorismo, ciberataques, amenazas híbridas y seguridad ciudadana.

Lo fundamental del informe es que plantea varios temas trascendentales: la necesidad de una defensa militar convencional europea, de una estructura de seguridad ante las amenazas cibernéticas e híbridas, de una Defensa económica y, finalmente, y nada menos que el de una Agencia de Inteligencia europea.

Europa debe adoptar decisiones importantes en materia de Defensa… y consensuarlas con EE. UU.

En cuanto a Defensa y sus implicaciones militares, los planteamientos fundamentales son, sin ser exhaustivos:

1.- La decisión política y social, a nivel UE y de cada nación que la integra, de constituir un ejército europeo a corto y medio plazo, definiendo de forma clara sus misiones, mando, estructura y despliegue, entre otras.

2.- Dedicar de forma constante al menos el 2% del presupuesto de cada país a Defensa. (España todavía no lo ha alcanzado).

3.- Definir de forma clara la política industrial de Defensa a corto, medio y largo plazo de manera que integre tanto el presupuesto, los procedimientos, como la fabricación, mantenimiento y ciclo de vida.

No profundizaré en cada punto, dado que cada uno de ellos es inmenso y objeto de estudios de las organizaciones y entidades políticas y de Defensa de cada nación y de la UE. Aunque no olvidaré la necesidad imprescindible de consensuarlo de manera abierta y sincera con EE. UU., al tiempo que Rusia no lo vea como una amenaza cierta contra ella.

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