El próximo miércoles 27 de noviembre se votará definitivamente la nueva Comisión o Ejecutivo de la Unión Europea. Ese día Europa, bajo la presidencia de Von der Layen, tendrá un nuevo gobierno formado por la Presidenta, 6 vicepresidentes y 20 comisarios, gobierno que responde al pacto entre las principales fuerzas de la Cámara, Populares y socialistas europeos, con apoyo de los Liberales, y que también integra a un comisario del partido de la primera ministra italiana Meloni, y a otro del partido del húngaro Orban, los socios de Vox, también incluidos en este gran Pacto, algo que por cierto tratan de ocultar éstos a toda costa. En eso se parecen al PSOE, pues gracias a Pedro Sánchez, esa ultraderecha cuya misión en su vida es derrotar, tendrá representantes en el ejecutivo comunitario.
Finalmente, y sin el apoyo del PP español, Teresa Ribera será vicepresidenta europea, mal que nos pese a quienes conocemos su trayectoria como ministra y vicepresidenta de Transición Ecológica y Reto Demográfico en el Gobierno de Pedro Sánchez durante estos años, en el que ha estado desde el minuto 1 en 2018, tras haber debutado en política en el gobierno del hoy activista bolivariano, José Luis Rodriguez Zapatero.
La señora Ribera siempre ha ostentado cargos en el gobierno español gracias a su militancia ferviente socialista y a su estrecha vinculación al fenómeno del Cambio Climático. Así su primer cargo en la administración fue Directora de la Oficina española del cambio Climático de 2005 a 2008, pasando a ser Secretaria de Estado de la misma materia, de 2008 a 2011.
De esta manera, no erramos si tildamos a Ribera de la Suma Sacerdotisa del Cambio Climático en España. Y es que desde que este apareció en su vida, esta señora encontró una vocación pública irrefrenable.
Casada con Mariano Bacigalupo, consejero de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia, siempre lindando la confluencia de intereses, Ribera es una sectaria y dogmática a partes iguales, que ahora con la tragedia de Valencia es cuando se empieza a saber a qué se ha dedicado y con qué resultados durante estos años.
Obviando la parte de Reto Demográfico, materia en la que no se le conoce ningún éxito, y eso que con poco que hubiera hecho ya sería positivo en el país de Europa con peor índice de fecundidad, analicemos su trayectoria como responsable de muchas cosas medio ambientales.
Para empezar, formó parte del primer gobierno de Zapatero cuya medida estrella fue la derogación del Plan Hidrológico Nacional, el cual era la garantía de que por fin se invirtiera en nuestro país en infraestructuras hidrográficas tras décadas de abandono.
Aquello fue una imposición de los nacionalistas catalanes, y los grandes perjudicados fueron los habitantes del Levante español, pues al tiempo que no se les aseguraría el abastecimiento del agua para consumo y para riego, se olvidarían obras que canalizarían barrancos y ríos abandonados en sus cauces.
Conforme fue ascendiendo en la administración, puedo ir desarrollando su gran dogma del Ecologismo tan típico del urbanita que no conoce el campo, que en la vida ha vivido del y para el campo, y que quiere moldearlo en base a su capricho ideológico… eso sí, que se monta en una bici para una foto, prohíbe a los demás poner el aire acondicionado u obliga a los municipios a no sanear sus ríos permitiendo crecer en sus cauces todo tipo de vegetación y maleza, que es el verdadero combustible para las inundaciones y riadas.
Y no solo eso, sino que, desde las bajo su mandato Confederaciones Hidrográficas, autoritarias siempre y con estricta disciplina de partido, que no ha invertido en grandes infraestructuras preventivas en los últimos años, se persigue a los municipios que se preocupan por el bienestar medio ambiental de sus pueblos, o se retarda el desarrollo urbanístico y social de los mismos… ¡Qué difícil es encontrar alguien en esta España que hable bien de las Confederaciones Hidrográficas!
Además, son conocidas también la imposición, porque dialogar y consensuar no es intrínseco a esta señora, de políticas ecologistas a ganaderos, trabajadores del campo, criadores de Toros, por no hablar de los pobres usuarios del Diesel en España, o sobre las centrales Nucleares, una de las energías protagonistas de esta transición energética, y quien sabe si la energía del futuro. Por cierto, la más antinuclear, con pegatina en el coche, será la primera defensora de lo nuclear en Europa, tras cobrar una o dos nóminas de vicepresidenta; hagan sus apuestas.
En definitiva, una persona, Teresa Ribera, con un posible futuro entre Juzgados y causas penales, y que es “invotable” para los populares españoles, pues a Europa España deberíamos llevar los mejores profesionales como en su día fue la añorada Loiola de Palacio, y no personajes tan sectarios e incompetentes como esta gran ecologista de salón o Ecolojeta.