viernes, enero 17, 2025
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2025, primer año Francobeo

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José Virgilio Menéndez Medrano
José Virgilio Menéndez Medrano
Diputado en la Asamblea. Secretario General del Grupo PP en la Asamblea de Madrid.

Cuando la fiesta del apóstol Santiago (25 de julio) coincide en domingo, al visitar la catedral de Santiago de Compostela los fieles consiguen una indulgencia plenaria, quedando absueltos de sus pecados.

Es una tradición que fue instaurada allá por 1122 por el Papa Calixto II, y que ha permanecido durante siglos hasta nuestros días, en los que son millones las personas que acuden a Santiago a ganarse la indulgencia.

De la misma manera, y aprovechando el 50 aniversario del fallecimiento del General Franco, Pedro Sánchez y su gobierno han decidido crear este año “Francobeo”, año que se dedicará a la memoria del dictador, en la que aún está por ver cómo se conseguirá la indulgencia, si caminando desde Ferraz hasta el lugar de cuna de Sánchez, o llamando fachas a más ciudadanos de centro derecha.

La excusa oficial son los 50 años de fin de la dictadura y llegada de la democracia, pero como en todo lo que se trata del sanchismo, esto también es mentira.

En 1975, y lo sabe todo el mundo, no murió el régimen franquista llegando la democracia, sino que falleció el dictador tranquilamente en una cama, un gran fracaso de esta izquierda socialista.

Para la llegada de la democracia unos cuantos hombres sobresalientes tuvieron que trabajar mucho, liderados por SM el Rey Juan Carlos I, uno de los personajes que hoy se quieren olvidar, y su brazo ejecutor, Adolfo Suárez como presidente del gobierno, y antiguo hombre del régimen.

Por tanto, la primera gran mentira es que en 1975 no llegó la democracia, situándose como hitos más importantes las primeras elecciones democráticas, el 15 de junio de 1977, o la aprobación de la Constitución, el 6 de diciembre de 1978. Este último hito si es verdaderamente el punto de partida de una democracia, que se fue abriendo paso entre muchas dificultades, la resistencia de amplias capas de la élite franquista, y la siempre permanente presencia del terrorismo. 

La segunda gran mentira es el fin que pretende el presidente Sánchez con esta iniciativa. No es celebrar la llegada de la libertad ni mucho menos. Es ahondar en la polarización de los españoles y en la fractura que han creado solo ellos. Así quienes celebren estos actos serán buenos demócratas, y el resto serán fascistas y anti- demócratas.

Es otra estación o un hecho más en su relato de ser el abanderado de la lucha contra la ultraderecha en el mundo. Aunque no haya pasado ni un mes en que ha pactado con la, según él, ultra fascista Meloni la Comisión Europea, o más tarde condecorado con motivo de la visita de los Reyes a Italia, el callejón sin salida al que le ha conducido la corrupción, le obliga a tomar esta opción, su comodín preferido.

No nos engañemos. Pedro Sánchez, que volvemos a recordar que perdió las elecciones, fue investido por un pacto de legislatura anti-natura en lo que les unía era el sentimiento anti derecha. Gobernar es otra cosa, y se torna imposible sacar adelante ningún proyecto de ley juntando fuerzas políticas antagónicas. Junto a ello, el descubrimiento de varios casos de corrupción que impregnan todo su gobierno y su partido, con ramificaciones en su propia familia, hace que la legislatura haya finalizado, aunque él no se quiera dar por enterado.

El único remedio que le queda, por tanto, es la llamada a la supuesta lucha contra el fascismo y esa ultraderecha que en Europa está ganando elecciones en diversos países. Y como, además, de un tiempo a esta parte, Vox se complementa en la estrategia política a la perfección con Sánchez, también ahora le dará excusas con torpes actitudes y justificaciones varias de la época franquista. Entre ambos, nos crearán un ambiente incómodo a la gran mayoría de los españoles, pues como se dice coloquialmente, “pasamos de estos rollos”.

Porque sí, hoy más que nunca hay que reivindicar la Constitución de la Concordia, del reencuentro entre antiguos combatientes, del consenso entre diferentes, de grandes personalidades que abrazaron la democracia sin importar su andadura previa, pues el fin era más importante.

Todo esto, junto a la figura del Rey Emérito como antes decía, son insoportables para este PSOE revanchista que juega más cómodo en el enfrentamiento. 

Por eso para este año, toda propuesta disparatada va a ser bienvenida y puesta en marcha por el gobierno de Sánchez. Además, la revanchista ley mal llamada de Memoria Democrática, les da el encaje legal para toda ocurrencia que persiga a la mitad de los españoles, no por identificarse con el bando franquista, sino precisamente por sus raíces radicalmente democráticas que se enraízan en la concordia.

Pretenderán ganar la indulgencia de la democracia con este año “Francobeo”, pero pasarán a la historia como gobernantes mediocres, que acabaron sus días condenados por corrupción, y con un legado de división y enfrentamiento entre los ciudadanos como ningún gobierno anterior.

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