En enero de 2025, la reflexión sobre la educación y el futuro se vuelve más relevante que nunca. Recuerdo la conferencia del 15 de junio de 1919, donde José Antonio Marina Torres, distinguido filósofo, ensayista y pedagogo, me instó a repensar el enfoque educativo para un mundo en constante cambio. Marina, un continuador de la obra de grandes pensadores como Ortega y Gasset, Marañón y Laín, nos ofreció entonces, una visión centrada en la adaptación y la creatividad como ejes fundamentales del aprendizaje en el siglo XXI.
La Era del Aprendizaje Continuo. El vertiginoso avance de la tecnología y la evolución de la sociedad humana han puesto en jaque el modelo educativo tradicional, obligándonos a reconsiderar el concepto de un «pacto por la educación». Marina, un influyente pensador en el ámbito de la educación, propone que en lugar de un pacto estático, deberíamos hablar de una «era del aprendizaje continuo».
El Contexto Tecnológico y su Impacto en la Educación. Vivimos en un mundo en el que la digitalización, la robótica y la biotecnología están avanzando a pasos agigantados. Estos avances no solo están transformando nuestras vidas cotidianas, sino también redefiniendo las competencias necesarias para prosperar en el futuro. El conocimiento adquirido de forma tradicional pronto se torna obsoleto, lo que subraya la importancia de desarrollar habilidades de aprendizaje adaptativo.
Hacia un Nuevo Paradigma Educativo. En este contexto, los modelos educativos deben evolucionar. Ya no es suficiente con transmitir conocimientos estáticos y predefinidos. En su lugar, el enfoque debe estar en equipar a los individuos con la capacidad de aprender de manera continua y adaptativa. Esto implica fomentar habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la colaboración y la creatividad..
La Importancia del Aprendizaje Adaptativo. El aprendizaje adaptativo se convierte en una habilidad esencial en un entorno donde los cambios son constantes y rápidos. Los estudiantes deben estar preparados para enfrentar y adaptarse a nuevas realidades, herramientas y conocimientos a lo largo de sus vidas. La capacidad de aprender y desaprender se convierte en una ventaja competitiva crucial. La «era del aprendizaje continuo» no es solo una necesidad, sino una realidad inevitable en el mundo actual. Las instituciones educativas, los gobiernos y las empresas deben colaborar para crear entornos que promuevan el aprendizaje adaptativo y continuo. Solo así podremos preparar a las futuras generaciones para enfrentar un futuro incierto con confianza y habilidad.
Humanidades vs. Computación, Una de las grandes cuestiones que aborda Marina es la dicotomía entre el aprendizaje de humanidades y la formación en tecnologías. Mientras algunos argumentan que el foco debe estar en habilidades técnicas y computación, Marina defiende la importancia de una formación integral que incluya humanidades. “La comprensión del ser humano y su contexto histórico y cultural es esencial para navegar un mundo tecnológicamente avanzado”, afirma.
Ética y Democracia en un Mundo Digitalizado. El avance tecnológico también plantea preguntas éticas y políticas. Marina subraya la necesidad de una ética global que garantice seguridad, no discriminación, y evite el dogmatismo. En este contexto, la democracia también enfrenta retos. La disyuntiva entre una democracia liberal al estilo occidental y una más autocritica, como el modelo chino, está en el centro del debate. Marina señaló que la educación debe preparar a las futuras generaciones para participar en estas democracias, dotándolas de pensamiento crítico y capacidad de adaptación.
La Cultura de la Comprensión. Vivimos en un «Estado reticular», donde la comunicación se da a través de redes y nodos, representados por los ciudadanos. Marina advierte del peligro de convertirnos en una masa homogénea, perdiendo la individualidad que garantiza la libertad. Aboga por una “Cultura de la Comprensión”, donde la educación fomente la empatía y la colaboración, asegurando que los avances tecnológicos beneficien a toda la sociedad.
La Filosofía Socrática Aplicada al Siglo XXI reflexionó sobre cómo los principios de Sócrates pueden ser aplicados a los desafíos del siglo XXI. En una época caracterizada por la sobreinformación y la proliferación de noticias falsas, las enseñanzas de Sócrates sobre la verdad, la bondad y la utilidad cobran una nueva importancia. La Búsqueda de la Verdad. Sócrates enfatizaba la búsqueda constante de la verdad a través del cuestionamiento y el diálogo. En la actualidad, donde la información falsa se propaga rápidamente a través de las redes sociales y otros medios digitales, la enseñanza socrática de examinar y cuestionar la información es más relevante que nunca. Marina, una de las ponentes destacadas de la conferencia, subrayó que la educación moderna debe enfocarse en desarrollar el pensamiento crítico en los estudiantes, permitiéndoles discernir entre la verdad y la falsedad. La Bondad como Guía de Acción. Otro pilar de la filosofía socrática es la bondad. Sócrates creía que las acciones deberían estar guiadas por principios éticos que buscan el bienestar común. En el contexto actual, donde las decisiones políticas y empresariales a menudo priorizan el beneficio personal o corporativo sobre el bien colectivo, retomar la idea de la bondad socrática puede contribuir a una sociedad más justa y equitativa. La Utilidad Social. La utilidad también fue un concepto clave en la filosofía de Sócrates. El filósofo instaba a que las ideas y acciones fueran útiles para la sociedad en su conjunto. En este sentido, Marina propuso que la educación debe promover una ética basada en la utilidad social, fomentando en los estudiantes la conciencia de cómo sus acciones impactan a la comunidad y el mundo. Este enfoque es compartido por organizaciones como Rotary International, que trabajan para mejorar la calidad de vida a través de iniciativas comunitarias y proyectos globales.
La aplicación pues, de los principios socráticos de verdad, bondad y utilidad en el siglo XXI no solo es posible, sino necesaria. En un mundo donde la información es abundante pero no siempre confiable, y donde las acciones individuales y colectivas tienen un impacto global, la filosofía de Sócrates ofrece una guía ética para navegar los desafíos contemporáneos. La educación, inspirada en estos principios, puede ser la clave para construir una sociedad más informada, justa y solidaria, como la prueba cuádruple que Rotary Internacional tiene como lema.
En conclusión: Aprender para Adaptarse. José Antonio Marina concluye que la clave para enfrentar el futuro está en la capacidad de aprendizaje. La educación de calidad debe centrarse en el esfuerzo y la competencia, reconociendo que las diferencias individuales y contextuales requieren enfoques asimétricos. La formación en humanidades y tecnología debe ser complementaria, fomentando una comprensión integral del mundo. En última instancia, aprender es el combustible que acelera la inteligencia y permite a la humanidad adaptarse a los cambios rápidos e impredecibles del siglo XXI