Pesadillas
Caía la lluvia y me fui a mi bar favorito buscando refugio. Apenas había empezado a tomar una bebida bien caliente cuando se acercó un amigo mío, el de las pesadillas.
-No duermo desde que supe que una potente flota rusa, con su único portaaviones, se dirige al Mediterráneo, me dijo con ojos somnolientos. Igual atacan Rota al pasar por delante.
-¡Pero si dicen que van a Siria! exclamé.
-Ya, pero nunca sabes. ¿Qué van a hacer allí? Ya hay la mayor concentración de combatientes del mundo.
-Querrán que se aprecie su musculo bélico. Exhibicionismo militar, añadí. No olvides que Putin practica artes marciales….
-Fíjate, dijo mi amigo, tienes a medio planeta pegando tiros en ese país. Para empezar, Asad, un dictador de la peor especie, y sus adictos, muchos de los cuales son alauíes, una rama del chiismo. Por eso le ayudan los iraníes, que son chiís. Los chiís, susurró, se acercan a Moscú porque Washington tiene amistad con los sunníes en otras partes del mundo árabe.
-Hasta ahora, los alauíes han controlado Siria. Damasco tiene, añadí, el apoyo del Hezbolá libanés, vinculado a Irán, y el de los rusos que quieren preservar sus bases en Siria, su balcón sobre el Mediterráneo y el Oriente Medio, para poder medrar en esa región. Se traerían, ahora, al portaaviones, como si no les bastaran los cazabombarderos que ya tienen en sus bases en Siria.
-Los franceses tienen un portaaviones en la zona para bombardear a los del Califato y los turcos y norteamericanos operan para ello desde bases en Turquía, precisó mi amigo.
-En efecto, aunque a los turcos les preocupan más los kurdos, aliados con los EEUU contra el Califato tanto en Siria como en Irak, que los terroristas califales, le comenté.
-Especialmente en Siria, por estimar que los kurdos allí son demasiado cercanos a los kurdos turcos del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) cuyo líder fue condenado por terrorismo y separatismo, señaló mi amigo mientras bostezaba. Un Kurdistán independiente se extendería sobre territorios turcos, sirios, iraquíes e iraníes.
-Por eso, los turcos quieren participar en la toma de Mosul en contra, incluso, de la opinión de Bagdad, le dije, porque no quieren que los “Peshmergas” kurdos, unos luchadores muy aguerridos, se pongan esa medalla contra el Califato en Irak sin ayuda turca. Hay que recordar que estos territorios pertenecieron hasta 1918 al Imperio Otomano.
-Mientras, en Siria, hay sunníes luchando contra Asad, armados y entrenados por Washington y respaldados por Arabia Saudí, sin olvidar a los extremistas de Al Nusra, franquicia local de Al Queda, y los terroristas del Califato contra las que todo el mundo combate por unas u otras razones, siendo ambos grupos sunníes.
-Bueno, dije, los rusos atacan más a los opositores de Asad apoyados por los occidentales que a los del Califato.
-Porque a Putin le interesa ante todo que Asad se mantenga, me comentó.
-Es una situación muy confusa, sentencié.
-¿Estáis hablando del PSOE? preguntó un contertulio del bar, el centrocampista del debate con copa en mano, que debía de haber estado con la antena puesta, aunque mal sintonizada.
-No, pero en Ferraz están igual de liados, le contestó mi amigo, el de las pesadillas. Ayer tuve un sueño angustioso al respecto: el PSOE saltaba por los aires, Rajoy ganaba diez elecciones seguidas, Podemos crecía, Ciudadanos se agotaba y en algunas universidades ofrecían Masters sobre corrupción.
-Los “sociatas” tenían que haber negociado con Rajoy en enero, afirmó con desdén, aunque no sin razón, el centrocampista, agitando su copa. ¡Ahora, que se…
-Ya sabemos, le interrumpí, evitando que terminara su argumento favorito y soez.
-Si no se ataja ejemplarmente la corrupción, este país no progresará y Rajoy no tiene credibilidad al respecto, afirmó mi amigo, el de las pesadillas, despertando con insospechada energía.
-¡Y a ti, que más te da! sentenció el otro mientras se alejaba, satisfecho, con su copa vacía tras haber disparado sus dos argumentos intelectualmente más relevantes.
Carlos Miranda
Embajador de España
Carlos Miranda