En «La revolucioncita», como la denominaron algunos al principio, estuvieron presentes grandes periodistas como el español Enrique Meneses, primero que logró una exclusiva mundial cuando subió a Sierra Maestra y convivió con los rebeldes que encabezaba Fidel Castro y que pasó por las cárceles de Fulgencio Batista antes de ser expulsado del país.
También Alberto Díaz Gutiérrez, Korda, autor de la mítica foto El guerrillero heroico, que tomó el 5 de marzo de 1960 en La Habana, cuando Ernesto Guevara participaba en el cortejo fúnebre de los caídos en el sabotaje del barco Le Coubre.
Un icono sinónimo de protesta social que ha trascendido en el tiempo quizás como la foto más reproducida de la historia.
En opinión del comisario, se trata de una exposición monográfica y colectiva que pretende reconstruir aquellos años de forma conjunta y «se ordena-desordena» en una colección de setenta fotos.
Los fotógrafos
Los autores son, además de los mencionados, los cubanos Raúl Corrales, Perfecto Romero, Osvaldo Salas, Ernesto Fernández, José Agraz, Luis Pierce, Roberto Salas y el legendario Liborio Noval, corresponsal de guerra en Vietnam y Nicaragua y enviado especial a la mayoría de los viajes de Estado de Fidel Castro.
Junto a ellos, los españoles Antonio Gabriel, maestro de fotoperiodistas de temprana muerte; César Lucas, que aporta la muy conocida foto del Che en el Arco del Triunfo de Madrid, y Manuel Iglesias, de la Agencia EFE, ya desaparecido, que retrató a Guevara en 1959 cuando el líder cubano pasó por Madrid y el avión que le trasladaba a Marruecos sufrió una avería técnica que aprovechó, entre otras cosas, para asistir a una corrida en la madrileña plaza de Las Ventas.
«Memoria fresca y pasado congelado»
«Con esta muestra pretendemos recomponer un tiempo, una historia incipiente. Esta exposición es memoria fresca y pasado congelado de los fotógrafos que participan», según Diego Caballo.
Cada una de las imágenes, «como retratos en sombra, como gritos de niebla e incertidumbre de futuro, son capítulos y subcapítulos de una misma cosa; son fotos que han dejado de pertenecer a sus autores para pasar a pertenecernos a todos; destellos efímeros y permanentes de la Revolución con la que se inspiraron y con la que inspiraron».
Son miradas reveladoras proyectadas en el tiempo, que resplandecen de nuevo. Recuerdos de los que ya no están, como Vilma Espín, esposa de Raúl Castro, fallecida el año pasado, que quedará para siempre con la flor blanca en el pelo recién arrancada de Sierra Maestra, cuando la retrató Meneses.
En la sala de exposiciones de EFTI
Los diferentes autores, por primera vez juntos, ocupan todo el espacio de la sala de exposiciones de EFTI, donde se podrá visitar la muestra hasta el 20 de enero.
«Es una exposición vital y única que abarca a la mayoría de los autores de la Revolución, españoles y cubanos, fruto de un largo trabajo» y de una selección que se ha realizado siguiendo el criterio de abarcar lo más posible, con una representación amplia de sucesión de hechos pero sin una línea argumental concreta, afirma Diego Caballo.
«Intentamos mostrar época, testimonio, arte, experiencia e intimidad de los autores con escenarios cubanos y españoles», añade.