El equipo rojiblanco esperaba que el Velodrome hirviera por la condena al hincha más querido por la afición del Olympique, Santos Mirasierra, pero la sangre no llegó finalmente al río. El anuncio de que la libertad del ultra era inminente a cambio del pago de 6.000 euros de fianza amansó a las ‘fieras’ del equipo francés, que se conformaron con abuchear a los rojiblancos a su llegada al estadio, silbar el himno de la Liga de Campeones y corear el nombre de su nuevo ídolo en ambos fondos.
El grupo ‘Ultra OM’, al que pertenece Mirasierra, echó marcha atrás en su intención de no entrar siquiera al campo y las únicas gradas que aparecían vacías bajo el diluvio marsellés fueron las destinadas a una afición rojiblanca que prefirió quedarse en casa. Aún sin incidentes, la UEFA tendrá que apuntar la aparición de numerosas bengalas en uno de los fondos en la recta final del choque.
En lo estrictamente deportivo, tanto el Atlético como el Olympique se jugaban mucho para no depender del resultado del PSV-Liverpool: los rojiblancos, a los que bastaba hacer lo mismo que los de Rafa Benítez, la primera plaza de grupo; el conjunto marsellés, la tercera posición, que da derecho a jugar la Copa de la UEFA.
Aún así, Javier Aguirre optó por dejar en el banquillo a Diego Forlán, su jugador más en forma de cara a la portería, y dispuso a sus once hombres muy ordenados atrás y a la espera al contragolpe, lo que propició el dominio del Olympique en los primeros minutos.
Llegaban mucho, aunque sin excesivo peligro, los de Eric Gerets, cuando Sergio ‘Kun’ Agüero desperezó a los rojiblancos con una galopada por la izquierda y un centro que no llegó a rematar Sinama por muy poco. Esta jugada y un disparo a las nubes del argentino en el minuto 17 sería el único bagaje de los rojiblancos en la primera mitad.
El Olympique, sin embargo, seguía a lo suyo, con el ex barcelonista Bolo Zenden intentando romper a la defensa rojiblanca por el centro y Taiwo poniendo en serios apuros a Giourkas Seitaridis. Tantos, que hasta Agüero bajaba a defender. El dominio del equipo francés era tal que a los 27 minutos acumulaba cinco saques de esquina por cero del Atlético.
De más a menos en la segunda mitad
El conjunto madrileño se marchaba al descanso primero de forma provisional, merced al empate a uno entre el PSV y el Liverpool en Eindhoven, pero a Aguirre debió parecerle muy arriesgado el empate, como demostró la posterior victoria del equipo inglés, y los rojiblancos adelantaron sus líneas y comenzaron a visitar con más frecuencia a Mandanda en la segunda parte.
Luis García tuvo la ocasión más clara del partido al encarar al portero del Olympique desde la izquierda en una jugada que desbarató un ligero toque de un defensa local, que bastó para que el rojiblanco se hiciera un lío y terminara perdiendo el balón por la línea de fondo.
Javier Aguirre buscó el revulsivo con las incorporaciones de Forlán y Maniche por Agüero y Maxi Rodríguez, pero fue el Olympique el que se lanzó en busca del triunfo y obligó a lucirse a Coupet. Primero, con dos remates consecutivos de Ben Afar tras una serie de rechaces en el área (min.65); después, en un saque directo de falta que el guardameta francés despejó a córner (min. 68); y, por último, con un cañonazo de Taiwo que atajó pegado al palo derecho (min.70).
El partido se sumió entonces en una serie de imprecisiones con algunas llegadas sin mordiente del Olympique y un gol cantado que falló Kaboré al rematar fuera cuando estaba solo en el segundo palo y con Coupet batido, en el minuto 87.
Pero al Atlético, al que lo mismo le daba el empate que la derrota porque tenía asegurado el billete para los octavos del final, no le despertó ni ese susto y, al final, se conformó con un empate que le impide evitar a los ‘cocos’ en octavos de final.