El presidente de EEUU, George W. Bush, ha manifestado que se opone a que se acuda a los 700.000 millones destinados a un rescate de la industria financiera para ayudar al sector automotriz.
Los tres gigantes de la industria, General Motors, Ford y Chrysler, han pedido al Congreso un total de ayudas por 34.000 millones de dólares para impedir su colapso.
El anuncio se dio a conocer después de que Bush advirtió de que al menos uno de esos tres gigantes, posiblemente Chrysler, tal vez no logre superar la crisis económica.
En una declaración, Pelosi indicó que el proyecto de ayuda a la industria automotriz será sometido a votación en la Cámara de Representantes la semana próxima. Paralelamente, el Senado proyecta debatir los planes de ayuda, indicaron fuentes legislativas. «El Congreso insistirá en que cualquier legislación incluya una supervisión rigurosa que garantice que los recursos se utilicen de manera que aseguren la viabilidad a largo plazo y la competitividad de la industria automotriz de EEUU», señaló Pelosi.
Paralelamente, Bush instó al Congreso a actuar rápidamente sobre el plan de rescate en momentos en que la economía se encuentra en plena recesión.
Destrucción de empleo
Según el legislador demócrata Barney Frank, ese deterioro de la economía quedó ilustrado por un informe que reveló la pérdida de más de medio millón de puestos de trabajo en noviembre y que da fuerza al argumento de acordar el rescate. «El colapso de tres de nuestros principales fabricantes sería un problema muy serio. En medio de la peor situación económica desde la Gran Depresión sería un desastre absoluto», advirtió Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes.
Señaló que el informe sobre la pérdida de 533.000 empleos el mes pasado (1,9 millones en lo que va del año) ofrece un «contexto muy difícil» y desalentador de la economía, que sólo enfatiza la urgencia de ayudar al sector automotriz.
A este ritmo, cuando se conozcan las cifras de desempleo de diciembre, la economía estadounidense habrá perdido más de dos millones de empleos desde diciembre del 2007. «Dada la situación, debemos abandonar cualquier esfuerzo de minimizar el impacto negativo de los recortes económicos en esta industria. Estamos operando en un contexto muy difícil», agregó.
Frank hizo esas declaraciones al inicio de una audiencia que convocó su comité para analizar la crisis de liquidez de General Motors, Ford y Chrysler, y el papel del Congreso y del Gobierno para mitigarla. Los máximos ejecutivos de los Tres Grandes de Detroit, presentes en la audiencia junto con otros expertos del Gobierno y del mundo académico, ya habían acudido el jueves a una audiencia en el Senado para defender sus planes de reestructuración y su pedido de auxilio.