Boyer defiende que «Repsol es uno de los éxitos más indiscutibles y más relevantes de los que ha generado la economía española a lo largo de muchas décadas».
El ex ministro recuerda que la compañía «sirve un 60% del mercado español de hidrocarburos líquidos, el 80% del butano, y, además, control a la importantísima Gas Natural, también dominante en su mercado».
En el artículo, Miguel Boyer compara la eficiencia de Repsol con la de sus homólogos europeos y dice que si la empresa hispano-argentina «pasase a ser controlada por una empresa extranjera», el fundamental sector del petróleo quedaría no sólo sin un «campeón nacional», sino, incluso, sin empresas industriales españolas.
Pero esta posibilidad no viene dada por la ineficiencia de sus trabajadores y técnicos o a unas cuentas de resultados «insostenibles», sino a «un grave problema de endeudamiento de su accionista principal, Sacyr Vallehermoso».
Además, Boyer destaca que esta operación se realizaría a un precio muy bajo «puesto que la valoración en Bolsa de Repsol y de muchas otras empresas españolas está en mínimos por la coyuntura de crisis económica general por la que atravesamos».
El ex ministro socialista señala que la privatización de la petrolera se realizó «con una ingenuidad excesiva respecto a las prácticas de sus vecinos de la Unión Europea. Tanto Francia, en Electricité de France, e Italia, con Enel y con el ENI, han mantenido participaciones estatales determinantes, para orientar la gestión de sus grandes empresas del estratégico sector de la energía en el sentido de los intereses nacionales».
«Entre los países que más utilizan sus fuentes de energía y sus empresas gigantescas para presionar y obtener ventajas políticas está la Rusia de Putin y de los oligarcas», y entre ellas, Lukoil.
Dice Boyer que «aunque Lukoil suele presentar, cuando conviene, que su principal accionista, con un 20% del capital, es la norteamericana Conoco, eso no es cierto. El principal accionista de Lukoil es su presidente Alekperov, con el 20,4%, que, junto con el vicepresidente Fedun, que tiene el 9%, forman un grupo de control del 29,4%». Y esta compañía no renunciará, si tomase el 29,9% de Repsol, a tomar decisiones en el Consejo de Administración.
Para el ex ministro socialista de Economía, «el Gobierno y los bancos deben contribuir a resolver el problema de endeudamiento de Sacyr Vallehermoso». «Si no se encontrase una solución, que sería lo más sencillo, para el problema de la deuda de Sacyr, el Gobierno no debería mantenerse en la pasividad frente a un asunto de tal trascendencia.
«No sería absurdo, en absoluto, que el Estado asuma la participación accionarial en Repsol que pretende Lukoil, comprando a un precio razonable».
Concluye Boyer que «a la vista de la presencia estatal en las empresas europeas del sector de la energía, la vuelta parcial del Estado a Repsol no sería una anomalía, sino que corregiría la ingenuidad en que se incurrió con su privatización total. Y, si dentro de tres o cinco años el Estado decidiera deshacer la compra, probablemente haría un buen negocio».