Recientemente, FPNUL, misión de los cascos azules desplegada en el sur del Líbano, ha sufrido ataques en medio de una escalada de violencia que no cesa. Desde principios de octubre, la «Línea Azul» que separa el Líbano de Israel se ha convertido en un punto caliente, con ataques de artillería y enfrentamientos entre Hezbolá y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Las posiciones de la ONU han sido blanco de ataques, a pesar de que la misión de la FPNUL es mantener la estabilidad en la región conforme a la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de 2006, que establece el cese de hostilidades entre ambos países.
El pasado 23 de octubre, dos equipos de evacuación médica de la FPNUL en Yarin fueron atacados mientras asistían a un paciente, obligándolos a abandonar uno de los vehículos en la zona. Además, un proyectil alcanzó un centro médico de la FPNUL en Beit Leif, dañando la infraestructura. Ese mismo día, otras posiciones en Kafer Chouba también fueron atacadas con proyectiles, afectando a viviendas y refugios cercanos. Afortunadamente, no se registraron heridos entre el personal de la ONU, que en esos momentos se encontraron en refugios.
Este aumento de la tensión ha provocado enfrentamientos en localidades del sur del Líbano, como Naqoura y Labbouneh, donde Israel ha intensificado sus acciones militares en respuesta a lanzamientos de cohetes desde territorio libanés hacia áreas civiles israelíes. A mediados de octubre, la sede de la FPNUL en Naqoura sufrió daños por el impacto directo de un tanque Merkava de las FDI, en un incidente que dejó dos cascos azules heridos. También se han registrado disparos directos contra otras posiciones de la ONU y la destrucción de equipos de vigilancia, lo que ha complicado las labores de monitoreo de la FPNUL.
En respuesta a estos hechos, la ONU ha reiterado su llamamiento a las partes involucradas para que respeten la seguridad y neutralidad de los cascos azules y sus instalaciones. Además, instan a resolver el conflicto mediante la diplomacia y no la violencia, destacando que cualquier ataque a las posiciones de la ONU representa una violación de las leyes internacionales.