La ruta migratoria de África Occidental (la que pasa por Canarias) sigue experimentando un flujo sin precedentes desde que, en 2009, Frontex (la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas) comenzó a recopilar los datos.
Este mismo miércoles 25 de diciembre, día de Navidad, más de 300 personas llegaban al archipiélago canario en, al menos, seis cayucos. Y, según las últimas cifras aportadas por Frontex, 41.800 personas lo hicieron en los primeros 11 meses del año. Sólo en noviembre, esta ruta fue la más transitada de las 6 que hay en Europa, con casi 7.600 llegadas.
El incremento ha sido de un 19 % con respecto al mismo periodo del año anterior, «un máximo histórico», aseguran desde Frontex, que atribuyen esta presión migratoria sin precedentes al deterioro de la situación humanitaria y de seguridad en las regiones de África Occidental.
«Redes criminales que explotan esta ruta están intensificando sus operaciones, enviando cada vez a un mayor número de personas en cayucos abarrotados, en un peligroso y largo viaje hacia las islas Canarias, una travesía peligrosa que, trágicamente, se ha vuelto cada vez más frecuente».
La importancia de frenar la presión migratoria actuando en los países de origen
Mali, Senegal y Marruecos son las principales nacionalidades de las personas que utilizan esta ruta migratoria para llegar a Canarias, países de origen en los que, según ha destacado en diferentes ocasiones el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, es donde hay que actuar para frenar esta presión migratoria.
De hecho, en el Consejo de Ministros de Interior de la UE del pasado mes de octubre volvió a insistir en la necesidad de que Frontex «contribuya a la prevención de esta crisis migratoria en aguas africanas».
Y que contribuya «como medida para salvar vidas», subrayando la importancia de un despliegue de la agencia en Mauritania, Senegal y Gambia, ·donde España -recordó- ya trabaja desde hace años».
De hecho, en la actualidad hay miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado desplegados en países como Camerún o Mali, y efectivos de las Fuerzas Armadas están desplegados en Senegal para contribuir en la lucha contra el terrorismo yihadista que está instalado en la región del Sahel (la región que que se extiende desde el Océano Atlántico -en el oeste- hasta el Mar Rojo -en el este-).
El Sahel, región que concentra más de la mitad de los asesinatos por atentados terroristas
La región del Sahel (Mauritania, Malí, Níger, Burkina Faso, Chad, Sudán, Eritrea y Etiopía) es precisamente la que concentra más de la mitad de los asesinatos por atentados terroristas.
Así lo evidenció el pasado mes de marzo el Instituto para la Economía y la Paz, con sede en Sidney (Australia), en su informe anual sobre la evaluación de la amenaza terrorista correspondiente a 2024.
Según ese informe, la región del Sahel registró alrededor de 4.000 muertes por terrorismo en 2023, lo que equivale al 47 % del total mundial, y el 26 % de todos los atentados de 2023 se produjeron en esta región.
Por otra parte, el informe de 2024 de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, por sus siglas en inglés) evidencia que la región del Sahel es la más afectada por la violencia. De hecho, «se sumió en una nueva agitación en 2021 tras los golpes militares en Burkina Faso y Mali -se hace constar en el informe-, y en 2022 hubo más de 2,9 millones de refugiados y desplazados internos en Mali, Burkina Faso y Níger».
Los enfrentamientos se han extendido a países vecinos como Togo, Costa de Marfil y Benin. «Además, los niños han sido blanco de ataques de grupos armados no estatales en Malí, Burkina Faso y el Níger, y cientos de ellos, muchas de ellas niñas, han sido secuestrados», concluye el informe.