La presencia de embarcaciones rusas en aguas españolas se ha convertido en algo habitual y, aunque su tránsito es controlado por la Armada y, a priori, no tiene mayor trascendencia, «el peligro radica en el mapeo que podrían efectuar de los cables submarinos», explican a ESTRELLA DIGITAL expertos en este tipo de infraestructuras críticas.
Desde que Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero de 2022, y según fuentes a las que ha tenido acceso este medio, más de medio centenar de buques y submarinos de guerra de Rusia han navegado por aguas de soberanía nacional, que son controladas por embarcaciones de la Armada en el marco de las misiones de vigilancia, presencia y disuasión que tienen asignadas.
La semana pasada, el patrullero ‘Atalaya’ (una de las principales unidades de vigilancia de la Fuerza de Acción Marítima de la Armada) y el Buque de Acción Marítima ‘Tornado‘ (que lleva a cabo misiones relativas al control del mar contra amenazas de pequeña entidad) localizaron la presencia, en la costa gallega, del submarino ruso Krasnodar, según la información facilitada por el Estado Mayor de la Defensa (EMAD).
«Este submarino tiene la capacidad de operar de manera sigilosa hasta el punto de que es difícil su interceptación por parte de los sistemas de radar», afirman a este medio, de manera resumida, expertos en este tipo de embarcaciones.
La Armada le hizo el seguimiento hasta que llegó a aguas portuguesas y entonces transfirió el control del Kasnodar a las fuerzas navales del país luso. Es el procedimiento habitual. Lo mismo ocurrió en enero, cuando la Armada interceptó en aguas del sur de Baleares al submarino de guerra ruso Novorossiysk y, por continuar con casos recientes, una situación similar se produjo en diciembre con dos buques rusos que navegaban por aguas españolas.
El conocimiento de la ubicación de los cables submarinos «incrementa nuestra vulnerabilidad de cara a posibles sabotajes»
Pero, ¿qué ocurre durante el tránsito de estos buques y/o submarinos rusos por aguas españolas o de otros países miembros de la OTAN? Lo habitual es que no trasciendan los detalles de la presencia de estas embarcaciones en aguas de soberanía española.
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Y ahí es donde los expertos consultados por este medio advierten del peligro que puede suponer para la seguridad nacional que buques rusos «efectúen el mapeo de cables submarinos», porque localizar y representar gráficamente la distribución de esas infraestructuras críticas «incrementa nuestra vulnerabilidad de cara a posibles sabotajes de las mismas», añaden.
En términos coloquiales, esos mapeos son espionajes tecnológicos, porque a través de los cables submarinos que se encuentran en el fondo de mares y océanos ‘viaja’, por ejemplo, la inmensa mayoría de la actividad de Internet. Y los expertos subrayan que «si se perturbase estratégicamente la actividad de esos cables se podría obstaculizar una respuesta militar en caso de conflicto».
«Qué buques de guerra rusos naveguen por aguas españolas no es algo a lo que debamos permanecer ajenos»
Para hacerse una idea de la importancia estratégica que tienen para la OTAN los cables submarinos, se podrían citar dos ejemplos: la nueva herramienta que ha desarrollado el Centro de Investigación y Experimentación Marítima de la OTAN (CMRE) para proteger los cables y oleoductos submarinos de posibles sabotajes; y la nueva operación que ha lanzado en el Báltico (‘Baltic Sentry‘) para aumentar la seguridad de estas infraestructuras críticas.
La nueva herramienta de software desarrollada por el CMRE (Mainsail) analiza grandes cantidades de datos de diversas fuentes, incluidas imágenes satelitales, sistemas de sonar y sensores submarinos, lo que permite, entre otras funciones, identificar y rastrear embarcaciones sospechosas, para detectar posibles amenazas a la infraestructura submarina y predecir acciones futuras.
Y la operación ‘Baltic Sentry’ involucrará a una gran variedad de activos (fragatas, aviones de patrulla marítima, aviones no tripulados, etc.) para mejorar la capacidad aliada de proteger las infraestructuras marítimas críticas y responder en caso necesario.
«Aunque la naturaleza de la amenaza rusa a los cables submarinos se encuentra en la Inteligencia militar clasificada, es una amenaza real porque la OTAN ya lleva tiempo dándole respuestas a través de diferentes actuaciones; por eso, que buques de guerra rusos naveguen por aguas españolas no es algo a lo que debamos permanecer ajenos», concluyen los expertos consultados por este medio.
De hecho, ya el año pasado el entonces secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó categóricamente: «La creciente dependencia de nuestras sociedades de la infraestructura submarina significa que tenemos que hacer más para mejorar su seguridad».
Una fragata de la Armada localiza a dos buques rusos en aguas españolas