El reciente descubrimiento del asteroide 2024 YR4 ha vuelto a poner sobre la mesa la importancia de la vigilancia y defensa planetaria. Pero, ¿estamos realmente preparados para una amenaza de este tipo?
Detectado el pasado 27 de diciembre gracias a la red de telescopios ATLAS, este asteroide (de entre 40 y 90 metros de diámetro) podría impactar contra la Tierra el 22 de diciembre de 2032 con una probabilidad de entre el 1 y 2 %, según explican desde Sener, una empresa española con sede en Getxo (Vizcaya) que está especializada en soluciones de ingeniería y tecnología en los sectores Aeroespacial y de Defensa, entre otros.
«Esta capacidad para detectar objetos cada vez más pequeños y lejanos, permitiendo prepararnos con mucha antelación, es una demostración de que el sistema global de vigilancia de asteroides está funcionando», aseguran desde la compañía, que actualmente está liderando la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea, una misión histórica que permitirá estudiar la corona solar con una tecnología nunca empleada hasta ahora.
Actualmente se están desarrollando misiones de defensa planetaria que suponen un hito en la exploración espacial
Según explican desde Sener, «la cooperación internacional, la innovación y el desarrollo tecnológico están permitiendo desarrollar misiones de defensa planetaria que suponen un hito en la exploración espacial», y citan, a modo de ejemplo, las misiones DART, de la NASA, y HERA, de la Agencia Espacial Europea.
Lanzada en 2021, la misión DART impactó intencionalmente contra el asteroide Dimorphos, el más pequeño de un sistema binario de asteroides, con el objetivo de modificar ligeramente su órbita alrededor de su asteroide principal, Didymos.
Por su parte, la misión HERA, en la que participó Sener, fue lanzada en 2024 para estudiar los efectos del impacto de DART en Dimorphos y proporcionó datos fundamentales para futuras estrategias de protección.
«Por tanto -concluyen desde Sener- parece que nos encontramos en el camino correcto para estar preparados ante una posible amenaza cósmica».