Con todos los ojos puesto en el partido Real Madrid-Bayern y Guardiola regresando al país como entrenador del equipo alemán, y celebrando Sant Jordi hacía su ingreso en prisión el extorero José Ortega Cano, sobre las ocho y media de la tarde de forma voluntaria.
El exdiestro ha entrado a pie a la cárcel de Zuera en Zaragoza, -acompañado de su mujer Ana María Aldón y su hijo menor que acaba de cumplir un año el pasado mes de febrero- su hermano Paco, el chofer, y su abogado Enrique Trebollé, y muy arropado por la cuadrilla de Ortega. Y es que el viudo de Rocío Jurado salió de su casa de Madrid, en una furgoneta granate como la que siempre ha llevado cuando iba a torear.
Ana María Aldón, destrozada por el ingreso en prisión, no pudo reprimir las lágrimas Sigue leyendo más…
A pesar de todo lo que se ha venido diciendo que iba a evitar la foto, lo cierto es que Ortega, ha entrado andando y de hecho ha ayudado a una reportera que mientras le hacían llegando se ha tropezado. Gentileza hasta el final.
Pasada la verja, se ha despedido con unos besos de su hermano. Su mujer y su hijo pequeño, han permanecido todo el tiempo en la furgoneta.
Una entrada un día muy particular, ya que justo comenzaba un partido de la semifinal de la Champions y resulta que es el día de Aragón y ha elegido una cárcel aragonesa.
El motivo de elegir Aragón
El motivo de elegir Aragón, se debe sencillamente, a que su abogado Enrique Trebollé se encuentra allí. Él ha sido el que ha llevado la bolsa con todas las pertenencias necesarias para su estancia. Ha sido el mismo letrado, el que nos ha confirmado que Ana María Aldón vivirá allí por arraigo.
El también empresario tiene que cumplir dos años y medio tras su accidente de tráfico ocurrido en mayo de 2011 en el que su vehículo chocó frontalmente contra otro en el que falleció su conductor, Carlos Parra.
A pesar de agotar todos los recursos para intentar salvar el ingreso en prisión, el extorero -que era sacado este fin de semana por la puerta grande antes de este momento- no ha podido evitarlo. Esta sin duda, habrá sido su tarde más dura.
Este no viene a ser sino el fatídico desenlace de dos caras distintas de la misma moneda para los familiares de Ortega y de los de Carlos Parra.