Jacobo Fitz-James y su mujer, Inka Martí, han viajado unos días a Madrid donde presentaron sus últimos trabajos literarios con motivo de la Feria del Libro. Ambos firmaron ejemplares de sus respectivas obras y se mostraron muy cómplices, dando muestra de formar uno de los matrimonios más estables del panorama social.
El hijo de la duquesa de Alba sigue muy de cerca la evolución del estado de salud de su madre, que se ha visto resentida en los últimos meses y que poco a poco empieza a remontar.
No cabe duda de que la salud de la aristócrata ha atravesado una delicada etapa. Doña Cayetana ha padecido una sucesión de enfermedades que se iban complicando consecuencia de su edad: infección de bronquios, otitis y problemas intestinales. Sin embargo, hace unos días se produjo una mejoría considerable en su salud y, a pesar de sus problemas de movilidad, la aristócrata ha comenzado a retomar su vida social. Junto a su esposo, se dejó ver en el centro de la capital, donde aprovechó para visitar el taller de sus amigos, Vitorio y Lucchino, encargados de confeccionar el vestido que lucirá en la boda de Miguel Solís, tercer hijo del marqués de Motilla y Carmen Tello.
Desde entonces sus hijos la han visitado con asiduidad, acompañándola durante su obligada reclusión en el Palacio de Dueñas. Jacobo Fitz-James Stuart ha seguido de cerca su evolución, aunque en la distancia, ya que el conde de Siruela reside en Barcelona junto a su mujer, Inka Martí.
El matrimonio viajó a Madrid donde presentaron sus últimos trabajos literarios con motivo de la tradicional Feria del Libro, dejándose ver en una de las casetas donde firmaron ejemplares de sus obras. Ambos se mostraron muy cómplices, compartiendo confidencias. El prestigioso escritor se encargó de llevar el tema empresarial, ante la atenta mirada de su mujer. Finalizada la jornada, Jacobo Fitz-James Stuart e Inka Martí disfrutaron de un tranquilo paseo por el Retiro.
Superado el enfado con su madre, ambos vuelven a mantener una estupenda relación. Como recordaremos, la aristócrata y su tercer hijo estuvieron alejados durante dos años por motivos económicos. El conde de Siruela no vio con buenos ojos el reparto de la herencia de su madre y su patrimonio entre los seis hijos. Fue entonces cuando la duquesa de Alba responsabilizó de la reacción de su hijo a su mujer, la periodista Inka martí, a la que tachó de «mentirosa, mala y envidiosa». En 2012 fue notable su ausencia en la tradicional cena de Navidad que se celebra cada año en el Palacio de Liria donde la aristócrata reúne a todos sus hijos entorno a su mesa.