Carmen Cervera ya disfruta de sus vacaciones en Marbella. La baronesa Thyssen, que está viviendo uno de sus veranos más felices tras la reciente reconciliación con su hijo Borja y su nuera Blanca Cuesta, apura los días de descanso antes de volver a su casa en Madrid.
Apasionada de la localidad malagueña de Marbella, Tita ha viajado un verano más al Sur. Tras disfrutar de unas vacaciones en familia con su hijo, su nuera y sus nietos en Ibiza, ha puesto rumbo a Marbella dónde descansa y se relaja con sus gemelas Carmen y Sabina.
Ahora que las cosas van bien y por fin se ha producido la reconciliación entre madre e hijo, Carmen y Borja aprovecharon al máximo el tiempo perdido. Como recordaremos, todo comenzó con un encuentro casual en una cafetería de Madrid. Fue el comienzo de un acercamiento muy demorado que nadie creía demasiado. Luego, la baronesa apareció testimonialmente en la exposición de cuadros de Blanca Cuesta, otro gesto que de mucho sirvió. Tanto que meses después se ha producido lo que nadie se esperaba.
Después de siete años de distanciamiento, la llamada guerra de los Thyssen parece llegó a su fin. Los últimos encuentros que se han producido entre madre e hijo en el Museo Thyssen y en el domicilio familiar de su único hijo biológico han permitido tan ansiado momento.
La comunicación entre madre e hijo ha sido exclusivamente vía tribunales. Hasta que el pasado invierno se encontraron de manera casual en una calle de Madrid y se forjaron los primeros contactos. Ahora esos contactos ya son un hecho e incluso ya han disfrutado de unas vacaciones en familia en Ibiza.
Ahora Carmen disfruta de la compañía de amigas en Marbella. Tranquila y relajada disfrutó de una caminata por el paseo marítimo. Hizo un alto en su camino y es que se mostró muy interesada en unos bolsos que le ofrecía un vendedor ambulante.
Carmen y sus amigas estuvieron unos minutos dudando en qué bolso se llevarían, y es que el joven tenía una variedad de firmas como 'Chanel', 'Louis Vuitton' y 'Prada'. Finalmente Carmen se decantó por uno que ella misma pagó.
Tras las compras, Carmen, que lucía pantalones rosas, camiseta de manga corta blanca, sombrero de mimbre, y bolso con el diseño de un barco, se marchó con sus acompañantes para continuar con la jornada de ocio.