“Pedro Sánchez, rostro de un PSOE revitalizado; Albert Rivera, al frente del fenómeno de Ciudadanos; y Pablo Iglesias, el hombre de la revolución de Podemos”. Así define ‘Vogue’ a los tres líderes políticos del momento, que representan a esa ‘nueva política’ de la que tanto se habla en nuestro país de cara a las elecciones del 20 de diciembre. Mariano Rajoy, el gran ausente, fue requerido por la publicación pero, según Yolanda Sacristán, la directora, “ha esperado hasta el último minuto del día y entonces, ha optado por responder al modo de otro Mariano, el ilustrado Larra, con un mítico «vuelva usted mañana»«.
Además de analizar los puntos clave de sus respectivas campañas electorales, los tres aspirantes a presidentes del Gobierno han dado su punto de vista sobre la moda, las tendencias y cómo mostrar la imagen más adecuada con respecto a su posición.
Albert Rivera, seguro de sí mismo
Las últimas encuestas colocan a Ciudadanos como segunda fuerza política más votada, por delante del PSOE y pisando fuerte los talones del PP. Ha sido el único partido político que ha crecido durante este 2015, gracias a ese “nuevo centro” en el que se sitúan ellos mismos: “Es un modelo que gobierna en países tan importantes como Finlandia, Dinamarca o Bélgica. Quizás nos parecemos a la vieja izquierda en asuntos sociales y a la vieja derecha en lo económico”, asegura Rivera. Entre sus propuestas, algunas curiosas, como las que tienen que ver con la prostitución y la marihuana: “Creo que los adultos tienen que saber cómo consumir, y que lo hagan con condiciones reguladas, pero también hay que informarles sobre que las consecuencias son nefastas”.
Patrycia Centeno, asesora de estética política y corporativa, asegura que es el candidato que más se trabaja el estilo: “Se cuida y eso es una señal de respeto hacia el votante”. Analiza también su cambio de estilo, que interpreta como una regeneración de la imagen propia de todos los políticos: “Ha pasado de desnudarse en sus inicios y acudir al Parlamento catalán en vaqueros a cambiar la estética y recuperar los trajes, algo que puede servir para concentrar más votos, pero que te obliga en cierta forma a abandonar tu identidad”.
Según el propio líder de Ciudadanos, se cuida, le gusta ir bien y dar buena imagen, pero no de manera obsesiva: “No me vuelvo loco. Por ejemplo, con las fotos que me hacen, no necesito ver cómo queda cada una de ellas porque confío en el criterio de los que saben”. Respecto a sus gustos musicales, lo tiene claro: “Pondría una canción de Fito & Fitipaldis. También me gusta mucho Andrés Calamaro, es uno de mis músicos preferidos”.
Pedro Sánchez, atractivo pero modesto
Fue el primer secretario general elegido por primarias, algo de lo que está muy “orgulloso”. El líder del PSOE afronta este último mes antes de las elecciones con “ilusión y serenidad”, aunque por el momento no sea el favorito para ser el número uno en las urnas. “A mi no me asusta la palabra pacto, soy una persona de diálogo”, asegura Sánchez, pero apostilla que no piensa en ello en este momento, que su plan “es tener una mayoría suficiente para llevar su política adelante”.
Respecto a su imagen afirma que está pendiente, pero que con normalidad, sin exageraciones. “Cada uno tiene su estilo y el mío no sabría muy bien definirlo. He cuidado siempre mi imagen, pero no más de lo que considero que lo hace la mayoría de la gente. Y no creo haber cambiado desde que lidero la oposición. Me gusta cuidar lo que llevo de acuerdo a mis preferencias y a lo que se corresponde a cada momento, pero sin obsesionarme. La sobriedad se me antoja un elemento esencial de mi estética, porque también lo es cualquier faceta de mi vida”.
Sin embargo, en lo que se refiere a su atractivo físico, es más tajante: “No le dedico un momento de mi tiempo, nunca lo he hecho, a pensar en ello. Es la verdad. Supongo que cada uno tiene de su físico una mirada muy distinta a la que tiene los demás. La mía es neutra”.
Pablo Iglesias, en paños menores
Ha pasado de comprar ropa en Alcampo a reconocer que la moda es algo realmente importante y que sin duda es una manera clara de comunicar: “La manera de vestir puede llegar a expresar los sentimientos más altos, incluso moralmente. Respeto mucho a quien es capaz de contarte cosas con la ropa, no me parece frívolo en ningún caso”.
El líder de Podemos reconoce a ‘Vogue’ que realmente sintió ilusión cuando decidieron contar con él para este reportaje, y admite que “siente envidia de no ser capaz de ser hábil conmigo mismo, ponerme algo más que unas zapatillas y una camiseta”. Asegura que su madre realmente tiene una gran sensibilidad estética, y que cuando él iba con chándal, era su “gran desgracia”.
Como anécdota, y en referencia a que le gente tiene con él una confianza y una cercanía que otros no tienen, narra: “El otro día tocó la puerta el contador del gas, abro la puerta y se queda alucinado. Entra, hace su trabajo y me pide una foto. ¡Pues claro hombre, nos la hacemos! Y estaba yo en calzoncillos, eh, que me tuve que poner los pantalones para hacérmela”.
También hace referencia a su supuesta ‘moderación’ en las formas de debatir del partido: «Cometimos un error de novatos. Cuando nos atacaban nos enfadábamos muchísimo, pero hemos aprendido que forma parte del juego, que hay que sonreír. No hay que ponerse demasiado serio, es mejor ser didáctico. Ahora se nos ve más maduros, Podemos ya no levanta la voz, Podemos ya no grita, está más seguro de sí mismo y explica las cosas con calma».
Los tres tienen en común sus ganas e intención de liderar un cambio político en España. Un cambio que venden enfundados en un estilismo pensando de pies a cabeza, porque como bien reconoce el propio Iglesias: “Cualquiera que niegue la importancia de la imagen en política o te está mintiendo o es enormemente torpe”.