lunes, septiembre 23, 2024
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Un siglo de ‘La Voz’

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Hasta su llegada a la vida fue difícil. Un 12 de diciembre de 1915, en un pequeño apartamento de Hoboken (Nueva Jersey) nacían los ojos azules que más amores provocarían a través de sus canciones y de su interpretación en la gran pantalla. Fue su abuela Rose, una partera muy experimentada quien dio vida al pequeño Sinatra tras no respirar. Una vida a la que llegó luchando y de la que se fue dejando la sensación de seguir vivo.

Tras abandonar sus estudios tuvo que aprender a buscarse la vida. Su padre, que no apoyó el abandono escolar, le dijo que “acabaría siendo un vagabundo”. Pero una noche de verano de 1935, su vida cambiaría tras acudir al concierto de su ídolo Bing Crosby, “Después de verlo esa noche, sabía que tenía que ser un cantante” mencionó, Sinatra.

Su filosofía de vida era vivir 'a su manera': de querer sin límites, por ello, contrajo matrimonio en cuatro ocasiones y le regaló a su primera esposa una canción “Nuestro Amor”; de superar las barreras sentimentales con numerosos escarceos amorosos; de formar parte de la política y de tener relaciones peligrosas con la mafia. Algo que se vería reflejado en el ‘El Padrino’ un papel, que según dicen muchos cinéfilos, estaba inspirado en la vida del cantante.

De ojos azules, insinuante, atractivo, elegante, con una voz y un estilo muy propios que le llevaron a convertirse en un ídolo para los jóvenes. Un hombre seguro y dispuesto a volar con 'Come fly with me'. Nunca disfrutó de un amor único, un sentimiento que estuvo muy presente en su vida y en su carrera musical como en la canción 'Only the lonely'.

“Cada melodía recuerda un amor que solía ser. Si encuentras el amor resiste a cada caricia, nunca dejes que quiera ir, cuando se haya ido ya sabes la soledad, la angustia de saber solamente al solitario” (Only yhe lonely)

Una vida dedicada a la canción y a la interpretación en la gran pantalla, una carrera que le llevaría a cosechar numerosos éxitos, sobre todo, un Grammy y un Óscar. Una historia marcada por impulsos, triunfos y derrotas, y en especial, un libro que aunque se cerró con su muerte, continúa abierto 100 años más tarde. 
Sinatra disfrutó de la vida, subió a lo más alto de los escenarios y sus canciones se situaron en la cima de las listas de éxitos. Una grave infección en sus cuerdas vocales le llevó a pensar en abandonar los escenarios, pero tras su recuperación continúo regalando su voz al mundo. 

Probó suerte en grupos musicales y en programas radiofónicos pero su fama llegó con su carrera en solitario. Su disco 'Songs for swingin' lovers' le situó en el segundo puesto de las listas de los éxitos estadounidenses. Coincidiendo con la celebración de sus 70 años, hizo un concierto en los Ángeles para anunciar su retirada, pero no fue capaz de soportar más de dos años sin estar en lo alto de los escenarios y volvió por la puerta grande.  Sus canciones: 'My Way', 'Strangers in the night', 'New York, New York' marcarían un antes y un después en su vida, siendo reconocidas mundialmente. Además, creó un álbum en el que interpretó canciones con grandes artistas como: Barbara Streisand, Aretha Franklin, Julio Iglesias o Bono de U2. Este último afirmó que Frank «poseía una voz tan reconocible como la estatua de la Libertad’. También, pudo compartir escenario con su gran ídolo de la juventud, Bing Crosby. Finalmente, la voz de ojos azules se bajó de los escenarios con varios Grammy entre sus manos, debido a su carrera musical.

El inconformista de ojos azules, no le valía con triunfar en el mundo de la música, sino que se adentró en el cine, debutando con 'Higher and higher' (Cada vez más alto), un inicio que le llevaría a alzarse con el Oscar al mejor actor secundario en la película 'From here to eternity' (De aquí a la eternidad). Además, fue propuesto al Oscar al mejor actor por su papel en 'The man with the Golden arm' (El hombre del brazo de oro). Su último papel dramático fue en la película 'El primer pecado mortal' (The First Deadly Sin).

«Poseía una voz tan reconocible como la estatua de la Libertad’

El 14 de mayo de 1998 su voz se apagaba, el viejo de los ojos azules abandonaba la vida. Se fue dejando miles de grabaciones, participando en media centena de películas y ganando diversos premios Grammy, además de un Oscar. Pero sobre todo, si algo dejó, fue la sensación de viveza, un Sinatra que nunca muere. Ancianos y adultos le recuerdan cada vez que suenan sus canciones, unas melodías que han marcado la historia de la música del S.XX. Pero los más jóvenes, aunque no asocien las canciones con el cantante, conocen a la perfección títulos como 'Come Fly with me', 'New York, New York' o 'My way', una huella que supera generaciones.

Le costó llegar a la vida y se fue queriendo saborear más, por ello en el epitafio de su tumba se puede leer: «Lo mejor aún ha de venir».

“Y ahora, el final está cerca, y así me enfrento al último telón. Amigo mío, lo diré sin rodeos, hablaré de mi caso, del cual puedo hablar con certeza. He vivido una vida plena, viajé por todas y cada una de las autopistas, y más, mucho más que esto, lo hice a mi manera. Arrepentimientos, he tenido unos pocos, pero igualmente, muy pocos como para mencionarlos».

 

 

 

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