lunes, noviembre 25, 2024
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Café y ‘pain au chocolat’ con Carl Bernstein

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Las leyendas del periodismo desayunan, con los periodistas mortales. También son sensibles a una mesa bien dispuesta y surtida como la que ofreció este martes la revista Vanity Fair en el Hotel Orfila. La leyendas del periodismo, por ejemplo Carl Bernstein, desayunan concretamente café con leche y 'pain au chocolate', aunque hay quien discrepa y dice que era un croissant con  chocolate. Normal que nadie perdiera detalle, porque el maestro de este oficio que destapó e investigó el Caso Watergate junto a Bab Woodward, hasta la mismísima dimisión del presidente de los Estados Unidos, ha desgranado en un emocionante desayuno grandes revelaciones sobre el periodismo.

Carl Bernstein, ganador del premio Pulitzer en 1973, ha estado en Madrid para recoger el Premio Internacional de Periodismo Vanity Fair, que le fue entregado en una gala la noche anterior en el hotel Santo Mauro. La mañana ha comenzado con cinco mesas repletas de dulces y bocaditos salados. 

Alberto Moreno, director de Vanity Fair, a las 9:40 le ha invitado a comenzar a hablar, y, oportuna y pegado a la actualidad, le ha preguntado cómo ha tratado la prensa estadounidense la Declaración Unilateral de Independencia de Cataluña. Siendo muy sincero, Bernstein ha querido dejar claro que no había leído suficiente sobre ello, pero que para informarse había utilizado artículos en inglés del periódico El País y The Guardian, periódico británico, ya que considera que es mejor leer prensa europea en lo que se refiere a este tema.

“La gente lo que busca es que tú escuches su verdad, después ya tendrás tiempo de comprobar con tus fuentes e identificar lo que es veraz o no”

 

La confusión que generan las palabras “información” y “propaganda” ha sido el siguiente hilo conductor. Bernstein ha dicho que “los periodistas tenemos que dar la mejor versión obtenible de la verdad”. Confirma que esto lleva mucho trabajo y tiempo detrás, que requiere respeto, que “debemos aprender más a escuchar” y que tenemos que centrarnos en saber qué es lo que nos quieren contar, no sólo crear polémica.

Bernstein asegura que “no podemos permitir que la idea preconcebida del tema que estamos hablando influya en nuestro trabajo”. “En ocasiones, a los periodistas nos ven como personas maleducadas que sólo buscamos tratar los hechos de forma sensacionalista, creyendo que por llevar una pase de prensa podemos saltarnos las reglas de convivencia y respeto”. Además, ha aconsejado a todos los periodistas allí presentes, que una persona habla con más tranquilidad y naturalidad fuera de su franja horaria de trabajo. “La gente lo que busca es que tú escuches su verdad, después ya tendrás tiempo de comprobar con tus fuentes e identificar lo que es veraz o no”.

Ha hecho referencia a que gracias a la “presidencia maligna” de Donald Trump, el periodismo estadounidense está resurgiendo para investigar las mentiras que, día a día, salen de la boca del presidente. Incluso ha querido diferenciarlo de Nixon quien “no era un ignorante de la historia de su país, mientras que Trump solo es astuto y listo”.

La pregunta de si pueden los periodistas proteger sus fuentes hoy en día, ha llevado a la carcajada a esta leyenda del periodismo, uno de los custodios de la fuente más misteriosa e importante de la historia, «garganta profunda». Bernstein, entre sonrisa y sonrisa, ha dicho que “por supuesto que sí, no siempre tenemos que hacer las entrevistas por teléfono, ¡vete a dar un paseo!”.

En la segunda parte del desayuno ha dado su opinión sobre ‘Snowden’ y ‘Assange’. Cree que este último se ha dejado controlar, y que Snowden reveló de una manera irresponsable la falta de control y elementos que afectaban a la seguridad de EEUU.

Ha opinado también sobre el poder que tienen Google y Facebook, de los cuales dice que «no hay que valorarlos como medios». Ha añadido que él es defensor de “no restringir el acceso a la información” incluyendo la libertad de expresión y la libertad periodística.

Por último ha querido enfatizar los agradecido que está de recibir el Premio Internacional de Periodismo de Vanity Fair, y de haber venido a España justo en este preciso instante, donde se está llevando a cabo un proceso histórico. Un proceso histórico que le pilla en el lugar de los hechos, como a los periodistas de raza.

Marina Mellinas

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