miércoles, septiembre 25, 2024
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El Prozac ha cumplido treinta años: una historia bastante oscura

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A finales de 1987, las autoridades sanitarias norteamericanas dieron vía libre al Prozac, un antidepresivo que supuso una revolución: se suponía que a diferencia de los fármacos usados desde los años sesenta producían efectos colaterales que la “fluoxetina” , el principio activo del Prozac, evitaba.

La “fluoxetina” fue sintetizada en 1972 en los laboratorios Eli-Lilly y su función es regular el comportamiento de la serotonina, en la base de la depresión y los síndromes de ansiedad, obsesiones compulsivas. ansiedad o bulimia.

A pesar de su éxito – 40 millones de consumidores lo avalan.-, que ha procedido en buena parte de la automedicación, el uso abusivo y, a veces innecesario, una larga historia de oscuridad sobre el fármaco le ha acompañado siempre.

Lo menos que se ha dicho es que es un placebo y lo más que solo una red de intereses económicos y políticos ha permitido su permanencia en el mercado

Informaciones basadas en documentos obtenidos bajo la Freedom of Infformation Act (F.I.A), el reglador del medicamento norteamericano  habría recibido a día 16 de septiembre de 1993, 28.022 informes con reacciones adversas del Prozac, Entre ellas se incluyen delirios, alucinaciones, convulsiones, violencia, agresión y psicosis; así como 1.885 intentos de suicidio y 1.734 muertes (1.084 por suicidio).

Documentos adicionales obtenidos revelan que Eli Lilly&Co., fabricante de Prozac, y autoridades de la FDA estaban enterados de la existencia de 27 muertes relacionadas con el uso de Prozac antes de que el fármaco fuera aprobado.

Uno de esos documentos muestra que el 15 de Octubre de 1987 (dos meses antes de que fuese comercializado) habían tenido lugar quince suicidios relacionados con este fármaco (seis por sobredosis, tres por ahorcamiento, y dos ahogados). Otras doce muertes se suman a las anteriormente descritas en un documento proporcionado por Lilly a la FDA.

Otro documento obtenido bajo la F.I.A a día 23 de Marzo de 1986, es un artículo escrito por Richard Kapit de la FDA, que observó que “la Fluoxetina puede exacerbar algunos síntomas y signos de la depresión”. Kapit apunta que “en relación con el uso de la Fluoxetina, aparecen manifestaciones de mayor o menor gravedad, entre las que se encontraban la intensificación de los síntomas y signos de la depresión”

Un escrito de 1986 de la FDA también descubrió que Lilly había omitido información sobre la aparición de episodios psícóticos en algunas personas durante el estudio del Prozac. Sin embargo, no se tomó ninguna medida contra este fármaco. Kapit concluye su artículo con esta advertencia “se sugiere que se realice un etiquetado advirtiendo a los médicos sobre la posible exacerbación de manifestaciones vegetativas, de la depresión … Si la droga llega a ser comercializada, serán necesarios estudios post-marketing para asegurar con mayor precisión la gravedad de estos riesgos”.

A pesar de las muertes y de la advertencia de Kapit, el frasco de Prozac, hoy en día, no lleva un etiquetado adecuado advirtiendo de los peligros de esta sustancia.

La infravaloración de los efectos adversos durante los ensayos clínicos, hizo que el estudio científico del Prozac fuese más que erróneo, fraudulento. Con todo, el Comité Consultivo de Psicofarmacología de la FDA se apoyó en esta información para afirmar que el Prozac era seguro y efectivo. Aún así, el tiempo ha esclarecido lo que el Comité de la FDA era incapaz de ver: que el Prozac causa ideación suicida y violencia sin sentido.

En 1985, después de que se descubriera que este fármaco no era significativamente más efectivo que el placebo, un estadístico de la FDA sugirió a Lilly que los resultados de los tests fueran evaluados de distinta manera (consiguiendo así que los resultados fueran más favorables para el Prozac).

 

 

 

 

D.L.

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