Esta vez no ha sido en el despacho oval de la Casa Blanca, pero no hay persona que no vea semejanzas entre aquel incidente y el que ahora ha vuelto a protagonizar otro presidente de Estados Unidos, a los que parecen perseguir estas secreciones de distintas glándulas del aparato reproductor masculino llamadas semen.
Exactamente han pasado 20 años desde que Mónica Lewinsky se convirtiera en la becaria más famosa de la historia de la Casa Blanca por su 'affaire' en esa sala famosa de la misma, con el entonces inquilino Bill Clinton, y saliera con una mancha de semen en su vestido.
Ahora, la historia se repite con Stormy Daniels una actriz porno que con manchas similares va a intentar demostrar que no miente cuando habla de sus encuentros sexuales con Donald Trump, que, según ella, mantuvieron en 2006, cuando el magnate ya estaba casado con Melania.
La baza de Stor es la de someter a un examen forense de ADN al vestido que lució durante una de sus citas con Donald Trump, una prenda que, según se aprecia en la imagen publicada por The Blast, es dorada, brillante y de escote pronunciado. Según este medio, se mantiene en un perfecto estado pese a haber pasado ya casi 12 años de aquel encuentro con el presidente en la suite del hotel Lake Tahoe.
La actriz pretende que en el vestido se encuentren pruebas que atestigüen su versión de los hechos, negada por el equipo legal de Trump, a quienes se ha dirigido la propia actriz X para informarles de que se ha incumplido el acuerdo al que llegaron en 2016 para que no desvelara nada sobre sus citas. Afirma que ahora es libre de contarlo todo.
Algo similar ocurrió con Monica Lewinsky, que sometió a un examen de ADN al vestido de cóctel GAP azul marino que llevaba después de realizar supuestamente sexo oral con Bill Clinton en la Oficina Oval. El vestido formó parte de una investigación real y el FBI determinó con un alto porcentaje de precisión que los fluidos corporales de Clinton eran la fuente de la mancha en su vestido.
M. A.