La entrada de la primavera ha traído consigo grandes modificaciones. Entre ellas, destaca el cambio de hora que revolucionará los relojes en la madrugada del domingo 25 de marzo. A las dos de la madrugada, ya se podrá decir que son las tres. Este nuevo horario de verano que durará hasta el último fin de semana de octubre, no solo traerá más horas de luz sino que, también hará que durante los primeros días los ciudadanos vivan en un continuo desconcierto. Además, este horario es el más temido para los más dormilones.
Este cambio que viene de la mano de una directiva europea que afecta a todos los ciudadanos de la Unión Europea, tiene como fin aprovechar las horas de luz, que se alargarán a lo largo de los días, para emplearlo en un mayor ahorro energético –alrededor de 300 millones de euros en España-. Tal y como apuntan los miembros del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), en España habrá un ahorro en iluminación de aproximadamente un 5% del consumo eléctrico. Además, también se pretende ajustar la jornada laboral a las horas de luz.
A pesar de que no todos muestran su apoyo a los cambios horarios, se trata de un acuerdo de carácter obligatorio en todos los Estados miembros de la Unión Europea por la directiva 2000/24. Así mismo, según un estudio realizado por la Comisión Europea, dicho cambio también supone un impacto positivo en el sector del transporte, de las comunicaciones y del turismo y el ocio. En esta temporada, también mejoran a su vez las condiciones de trabajo debido a que el aumento de horas de luz influye considerablemente en la productividad de los empleados.
A pesar de sus aspectos positivos, el cambio de hora también ha sido muy criticado por distintos médicos debido a las alteraciones que produce, tanto físicas como psicológicas, y que pueden afectar al ritmo de vida del ser humano. El pasado febrero, el Parlamento Europeo propuso la idea de hacer una revisión «exhaustiva» de las consecuencias que dicho cambio podía generar en la salud de los ciudadanos. Tal y como se ha visto reflejado en numerosas investigaciones, en la mayor parte de los casos, esta modificación repercute negativamente en el organismo al producir trastorno de sueño, falta de adaptación y sobre todo una notable descompensación en las tareas que se realizan en el día a día.
Del mismo modo, Ángel Largo, coordinador general de la Asociación para la Racionalización de los Horarios de España (ARHOE), ha afirmado que «incluso los últimos Premios Nobel de Medicina han destacado la importancia de no alterar el reloj biológico de las persona.
Desde ARHOE, además, reivindican, en un comunicado, que no debería efectuarse el cambio de hora previsto para este último domingo de marzo e incorporar a España al huso horario que le corresponde por situación geográfica, el del meridiano de Greenwich, es decir, el mismo horario de Reino Unido, Portugal, Marruecos y Canarias.
Explican que este «desfase horario» se empezó a dar en la Segunda Guerra Mundial, mediante una orden de Gobierno según la cual, ciertos países europeos debían adaptar el horario al de Alemania. Con el fin del conflicto, la mayoría de los países recuperaron su huso horario, pero en España se mantuvo el horario europeo central, en lugar del que geográficamente le corresponde.
A. Paredes