El Ministerio del Interior no quiere que el asunto se le vaya de las manos. Y la verdad es que la situación es prácticamente límite. La costa gaditana y malagueña se antoja una especie de territorio sin ley donde los narcotraficantes no sólo controlan los puntos de entrada de la mercancía (fundamentalmente hachís) sino que han instalado allí su cuartel general, sus laboratorios y almacenes y, por si fuera poco, se dedican a actuar con una desvergonzada jactancia frente a los ciudadanos y frente a la propia policía.
Desde hace meses, la Guardia Civil y la Policía Nacional se quejan de la falta de efectivos y de medios. Los pocos que tienen absolutamente obsoletos, por no decir inservibles, como lo son los vehículos oficiales de más de 20 años de antigüedad, caducos en el caso de una persecución, por ejemplo. Los propios policías reclaman amparo ante las agresiones de las que están siendo objeto por parte de los narcotraficantes que no dudan en embestirlos con sus potentes vehículos cuando tienen ocasión.
Medios y efectivos
El Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha asumido el reto de poner coto a esta metástasis criminal que se propaga en el sur de Andalucía con el consiguiente riesgo de enquistarse.
Según ha podido confirmar este medio, el Ministerio del Interior destinará entre 4 y 5 millones de euros para sufragar un operativo especial que sirva para “limpiar” la costa andaluza de clanes criminales vinculados con el mundo de la droga.
Marlaska ha creado un grupo de “patas negras” de la guardia civil -más de 80 agentes especializados en la lucha contra narcotráfico-, que se dedicarán a la lucha específica contra las organizaciones instaladas en la zona. Con lanchas procedentes del Magreb o con avionetas o helicópteros pilotados por expertos en vuelos rasantes, están introduciendo el grueso del hachís que se consume en Europa. Lo que se conoce como el “embudo español”.
Esta semana, la Guardia Civil ya se ha incautado de más de 6.000 kilos de hachís en Jerez de la Frontera, 18 personas han sido detenidas y se ha podido salvar a un rehén, que en manos de esta organización criminal había sido literalmente torturado para presionar a la cúpula de una banda rival.
Extirpar la flor del mal
Con ese dinero, con más medios y con una misión específica, el objetivo de esta Unidad Especial es que estas bandas no establezcan raíces -principal objetivo de estas organizaciones-, como paso previo a controlar a la sociedad a través de su clase política.
El comandante al frente de esta misión rendirá cuentas de su actuación a la Dirección Adjunta Operativa de la Guardia Civil, que es la que coordina este operativo y centraliza toda la información “caliente” sobre la actividad de los narcotraficantes y sus vías de blanqueo de capitales.
Carlos Quílez