El nieto del dictador Miguel Primo de Rivera, que gobernó España de 1923 a 1930, y sobrino de José Antonio, fundador de la Falange, murió en su domicilio después de haber estado enfermo en los últimos meses, han informado a EFE fuentes familiares.
Los reyes Juan Carlos y doña Sofía han acudido a la capilla ardiente del duque de Primo de Rivera y marqués de Estella instalada en un tanatorio de Madrid.
Sus restos serán incinerados mañana, miércoles, en el cementerio sur de la capital.
Primo de Rivera Primo y Urquijo (San Sebastián, 1934) saltó a la primera línea política en 1965, cuando se convirtió en el alcalde más joven de España al frente del consistorio de Jerez, cargo que ocupó hasta 1971.
En paralelo, empezó a cobrar peso a nivel nacional al ser nombrado en 1967 procurador en Cortes -que mantuvo hasta 1977- y consejero Nacional del Movimiento a propuesta de Francisco Franco y cuatro años después, consejero del Reino.
El duque de Primo de Rivera ocupó igualmente el puesto de presidente de la Comisión de Estructura y Servicios Urbanos del Plan de Desarrollo.
Tras la muerte del general Franco, Primo de Rivera fue uno de los que apostó por Adolfo Suárez para ocupar la presidencia del Gobierno e iniciar el camino hacia la democracia.
Su principal aportación fue como ponente de la Ley de Reforma Política, la norma aprobada en 1977 en las últimas Cortes franquistas que disolvió las estructuras del régimen dictatorial.
Durante la presentación de su libro de memorias «No a las dos España», en abril de 2002, Primo de Rivera y Urquijo aseguró que un grupo de políticos comprendió con claridad al final del franquismo que «las dictaduras no tienen herencia y Franco debía ser sucedido por una democracia».
«La Ley de Reforma Política supuso una ruptura para los franquistas y para los que pensaban que cualquier reforma terminaría también de la misma manera. Consideramos que era necesario aprovechar la ley franquista para llevar a cabo desde dentro la reforma política», dijo entonces el duque Primo de Rivera.
Su planteamiento fue hacer política en el interior, en vez de en el exilio, razón por la que confesó que acudió a ver a Franco y aceptar el puesto de Consejero Nacional, que antes había rechazado, como forma de luchar por la España que quería conseguir.
Amigo del rey Juan Carlos, éste le nombró senador real como reconocimiento a su trayectoria en 1977, en puertas del proceso constituyente.
De don Juan Carlos valoraba «el sacrificio que hizo durante los años de formación» porque «se veía venir una monarquía constitucional».
Primo de Rivera mantenía que no guardaba rencor de las heridas que dejó la Guerra Civil, a pesar de que perdió a parte de su familia en la guerra -fueron fusilados entre otros su padre o su tío, José Antonio-.
Del fundador de la Falange, siempre afirmó que entró en política por defender a su padre, Miguel Primo de Rivera su padre, obligado al exilio tras sus años al frente del poder con el rey Alfonso XIII.
Impulsor de la Feria del Caballo de Jerez, fue declarado hijo adoptivo y recibió la medalla de oro de la ciudad gaditana.
Estudió Derecho en las universidades de Valladolid y Madrid, donde se licenció, antes de empezar a trabajar en la Sociedad Española de Construcción Naval e irse un año a Londres con el First National City Bank.
Tuvo nueve hijos con María de Oriol y Díaz de Bustamante y, posteriormente, contrajo matrimonio con María de los Reyes Martínez-Bordiú.
Redacción