Para acabar con el estereotipo de que las feministas son mujeres amargadas y enfadadas con el mundo, Pamela Palenciano recorre decenas de ciudades y teatros con su monólogo “No sólo duelen los golpes”, para advertir de las sutilezas y primeros síntomas de la violencia machista.
Desde su experiencia personal, y tras sufrir maltrato y abuso por parte de su pareja en la adolescencia, imparte charlas a jóvenes en institutos donde les habla de los roles y estereotipos de género.
Ante la celebración del Día de la Mujer el próximo 8 de marzo, Palenciano explica, en una conversación con Efe, su punto de vista como mujer y monologuista.
PREGUNTA: ¿Se considera feminista?
RESPUESTA: Soy feminista porque no podría no serlo. Soy un ‘ser humana’ en el mundo y el mundo es muy desigual y muy injusto. Si no fuera por los feminismos, no podría nombrarme como ‘ser humana’. Los feminismos luchan por los derechos humanos de más de la mitad de la población y, aparte, hay otros feminismos que no sólo luchan por más de una mitad e incluyen a los que no están dentro del patrón hetero-CIS.
P: ¿La ha ayudado el feminismo en su ámbito o en su día a día?
R: Cuando llegué al feminismo y, luego llegué a los feminismos, me di cuenta de que es un movimiento plural que me salvó la vida. Me salvó porque pude ponerle palabras a todas las vivencias machistas que había tenido, sobre todo en mi primera relación de noviazgo: una violencia machista que duró seis años.
Con el feminismo pude ponerle nombre a todas esas piezas de un puzle desencajado: qué había pasado, por qué había vivido eso… Me dio las palabras para poder explicarme las teorías de un movimiento social que no viví.
El feminismo me hizo pensar en lo simbólico y darme cuenta de lo colectivo y a poner y ordenar palabras y entender que lo que te pase a ti es político, que no es algo que te pasa porque sí.
P: Díganos dos medidas que deberían implantarse para caminar hacia la igualdad
R: Me gusta más hablar de equidad que de igualdad. Una medida urgente que debería implantarse es que los niños no vivan con sus padres maltratadores. Los maltratadores no son buenos padres. Una de las cosas que le falta al movimiento feminista con la maternidad es que se nos olvida que hay una criatura y cuando hay casos como los de Juana Rivas nos alarmamos y decimos «qué hacemos ahora». No puede haber custodia compartida en casos de violencia.
Por otro lado, aboliría la esclavitud del trabajo doméstico, no vamos a llegar nunca a una equidad. Al igual que si siempre ponemos el feminismo blanco hegemónico en la cabeza y nos olvidamos de todas las mujeres que conviven con nosotras… Hay que abolir la prostitución y la esclavitud del trabajo doméstico.
P: ¿Se ha encontrado con algún obstáculo por ser mujer?
R: Cuando yo era una niña quería hacer cosas de chicos y yo lo vivía como un obstáculo porque aunque hiciera fútbol o taekwondo, para mí era un obstáculo porque se consideraban cosas de niño.
Siempre sentí el tope, al igual que algunos niños no podían hacer las cosas que hacíamos nosotras, pero ese es el tema, que el patriarcado también limita al hombre…
Pero como mujer hetero-CIS no me he encontrado los mismos obstáculos que una lesbiana o un trans porque parto de esos privilegios. Si hablo del obstáculo más grande que me he encontrado como mujer ha sido la forma en la que me he enamorado, que ha sido muy mal. Aprendí un modelo de amor de opio y de ceguera, en el que la mujer debe estar ciega y admitir lo inadmisible.
Ana Márquez