Este viernes se celebra una festividad cargada de tradición para honrar a los seres queridos que han fallecido, aunque los hábitos y costumbres están evolucionado.
El pasado año fallecieron en España 426.053 personas, según datos provisionales, lo que suponen un incremento del 0,57 % respecto al año anterior.
La incineración sigue ganando terreno año tras año frente a la tradicional inhumación, de tal forma que en 2018 se realizaron 175.618 servicios frente a los 250.435 enterramientos, según la Radiografía del Sector Funerario 2019, de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), que representa al 70 % de las empresas del sector.
En los últimos años, algunas capitales de provincia han superado el 70 % de incineraciones, según el estudio, que precisa que aunque la tasa sube rápidamente en las localidades que instalan su primer horno crematorio, la velocidad en la que lo hacen es superior en zonas urbanas que en rurales.
Las tendencias en el sector funerario están cambiando: además del aumento de las cremaciones, empiezan a surgir nuevas formas de despedida.
También los productos utilizados están sufriendo una transformación. Hoy en día ya existen urnas y féretros realizados con materiales respetuosos con el medio ambiente y biodegradables, reciclados y orgánicos, diseñados para descomponerse naturalmente cuando se entierran o se exponen al agua.
Según el estudio de Panasef, España dispone de 442 hornos crematorios, una cifra que le sitúa como el país de Europa con mayor número de estas instalaciones.
Estos hornos permiten realizar 1.768 incineraciones en una jornada laboral, frente a la demanda actual de 400 incineraciones diarias.
En línea con la nueva legislación propuesta por la Unión Europea y el compromiso del sector con el medio ambiente, las empresas, a pesar de estar cumpliendo ya los límites que establece la ley, «continúan realizando fuertes inversiones instalando y mejorando filtros que minimizan más aun las emisiones a la atmósfera».
El coste para el usuario de un funeral integral varía mucho dependiendo de la cantidad y calidad de servicios y productos que lo integran, que pueden ser muy diferentes, así como de la zona geográfica en la que se realice.
El 51,5 % del precio total corresponde al valor del servicio funerario en sentido estricto, un 15 % a servicios complementarios (certificados y tasas, iglesia, coronas, lápidas, esquelas etc), un 16,5 % a la inhumación o incineración y un 17 % a impuestos indirectos.
Las 8.128 localidades que hay en España albergan un total de 17.682 cementerios (el 99 % de ellos son de propiedad municipal), un número que se prevé permanezca constante a medio y largo plazo debido al auge de la incineración y la liberación de tumbas por el vencimiento de los contratos de alquiler.
Además, hay en torno a 2.525 tanatorios y velatorios y Andalucía, con 470; Castilla y León (355), Galicia (301), Castilla-La Mancha (213), Comunidad Valenciana (208) y Cataluña (183) son las comunidades que más tienen.
Por provincias, Navarra es que la cuenta con un mayor número de tanatorios/velatorios, en concreto 111; seguida de Valencia (107), Madrid (101), A Coruña (94) y Barcelona (92).
En el extremo contrario se sitúan Álava, con 7 instalaciones, Teruel (8), Soria (11), Guadalajara (15) y Burgos (19).
Con estos datos, Panasef estima que hay unas 7.050 salas para una media de 1.176 muertes diarias, lo que supone 6,04 salas de velatorio por cada fallecimiento.
Esta sobrecapacidad se explica, según el sector, por el hecho de que los fallecimientos no se producen de forma lineal durante todos los días del año, sino que existe una gran variabilidad. «Días con muy pocos fallecimientos hacen media con días de alta mortalidad».
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