La crisis de la covid-19, señala la ONG en un comunicado, «está dejando a su paso un aumento en los plásticos desechables», como mascarillas, guantes o monodosis.
Todavía «no hay cifras exactas del aumento de la contaminación por plásticos en esta pandemia, aunque es un elemento que salta a la vista. Ya podemos ver numerosos desechables tirados por las calles y no podemos olvidar que, a través de las alcantarillas, pueden descomponerse y llegar al mar», señala Celia Ojeda, portavoz de Greenpeace.
Voluntarios de la organización saldrán, a partir de esta semana, a las calles de diversas ciudades para recordar a los usuarios de productos desechables, que «el océano empieza en nuestras alcantarillas».
Greenpeace señala que el reciente anuncio del Ministerio de Transición Ecológica sobre el anteproyecto de ley de Residuos y Suelos Contaminados «debería ayudar a disminuir la contaminación por plásticos en nuestros mares».
La organización espera que «esta ley mejore mucho antes de su aprobación final, de forma que permita verdaderamente reducir los residuos que generamos y apostar por un modelo mucho más sostenible que el actual, que tan mal le está sentando a las masas de agua», agrega la nota.
El 66 % de los mares muestra «una alteración severa debido al impacto humano», por eso, antes la celebración del Día Internacional de los Océanos la ONG insiste en la necesidad de proteger esos ecosistemas, que suponen el 70 % de la superficie del planeta y que son la base de la vida en él.
La contaminación que sufren los océanos es una de las amenazas más urgentes y el plástico «tiene buena parte de responsabilidad», señala el comunicado.
La organización también recuerda otro de los problemas que padecen los océanos: la sobrepesca, y destaca que la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima «que una de cada tres poblaciones de peces, sobre las que hay información disponible, está sobreexplotada».
Para Greenpeace, «ante este preocupante escenario, son más necesarias que nunca medidas urgentes que mejoren el estado de los océanos, y pide «la urgente creación de una red de santuarios marinos que cubra, al menos, un tercio de los océanos del mundo para 2030».
Sin unos océanos sanos, agrega, «nos enfrentamos a efectos catastróficos en la biodiversidad, la alimentación y el clima de la Tierra».
La atmósfera contendría un 50 % más de C02 y la temperatura del planeta sería tan alta que se volvería inhabitable. Mares y océanos son la fuente de alimento de 3.100 millones de personas, lo que -dice la Greenpeace- «hace esencial protegerlos y gestionarlos adecuadamente».
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