Así lo ha señalado a Efe la portavoz del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans en la UAB, Cristina Cambó, que ha añadido que el rectorado se ha ocupado sobre las 08.00 de esta mañana y que los estudiantes seguirán allí «hasta que se acepten nuestras demandas» y que, «si es preciso», pasaran allí la noche.
Ocupación ante inacción
«Hemos ocupado el rectorado por la inacción de los órganos de gobierno de la universidad», ha explicado Cambó, ya que, en su opinión, estos «no atienden nuestras demandas, pese a que llevamos tiempo exponiéndolas», según la portavoz estudiantil. Los estudiantes han entregado una carta al rectorado en la que señalan que «desde el inicio de la pandemia de la Covid-19 el pasado marzo de 2020, nos hemos encontrado en una situación de excepcionalidad ante la que la UAB no ha sabido estar a la altura», ya que «no ha ofrecido medidas de adaptación y flexibilización que se adecuen a las diferentes realidades de los estudiantes».
El coronavirus proseguirá y hay que adaptarse
La coyuntura actual «sigue siendo de excepcionalidad» y el alcance y efectos de la crisis de la Covid-19 «no muestran señales de aflojar», según los estudiantes, que denuncian «nula flexibilización de cara a las evaluaciones finales, que serán presenciales a pesar de haber realizado más de la mitad del semestre virtualmente».
En cuanto a la docencia, han pedido «una presencialidad segura porque es la mejor herramienta pedagógica de aprendizaje», con medidas como reducción de ratios, renovación del aire y PCR para toda la comunidad.
Ante las clases no presenciales, han pedido no aumentar el volumen de trabajo «ciñéndose a los máximos estipulados en la guía docente», flexibilización de los plazos de entrega, tener derecho a más de una convocatoria de examen, o eliminar la asistencia a clase como porcentaje final de la nota, entre otras peticiones.
En la carta también ponen de relieve la necesidad de que las normas sean comunes a todas las facultades y estudios de la UAB, además de señalar «la poca coherencia del modelo híbrido que ha adoptado la Universidad» y que «sitúa a los alumnos en una posición de absurda dependencia respecto la Universidad, al tener que pagar pisos o transporte para ir una vez cada dos o tres semanas solo a realizar prácticas o exámenes».
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