El nivel del mar sube hasta cuatro veces más rápido que la media mundial en las zonas con poblaciones humanas costeras.
Ésta es la conclusión de un estudio liderado por la Universidad de Anglia del Este (Reino Unido) y publicado en la revista ‘Nature Climate Change’. Es el primer trabajo en analizar el aumento global del nivel del mar con mediciones del hundimiento de tierras, algo considerado hasta ahora como una cuestión local y no global.
Según los autores, los habitantes costeros viven con un aumento medio del nivel del mar de 7,8 a 9,9 milímetros al año en los últimos 20 años, en comparación con un incremento promedio global de 2,6 milímetros anuales, algo que supera las cifras mundiales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
«El aumento del nivel del mar inducido por el clima es causado por el derretimiento de los glaciares y la expansión térmica del agua debido al aumento de las temperaturas globales», apunta Robert Nicholls, director del Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático del Reino Unido y presidente de Adaptación Climática en la Universidad de Anglia del Este.
Nicholls apunta que «las rápidas tasas de hundimiento en deltas y, especialmente, en ciudades en deltas también son causadas por el hombre, principalmente debido al bombeo de aguas subterráneas, también la extracción de petróleo y gas, y el reabastecimiento de sedimentos impedido por presas aguas arriba, defensas contra inundaciones, extracción de arena o minería».
«Alrededor del 58% de la población costera del mundo vive en deltas donde la tierra está disminuyendo. Menos de un 1% de la población costera mundial vive donde la tierra es edificable. Queríamos examinar el panorama general a nivel mundial para comprender mejor el impacto del aumento global del nivel del mar combinado con mediciones de tierras que se hunden», añade.
Nicholls recalca al respecto: «Constatamos que las poblaciones costeras viven con un aumento del nivel del mar de tres y cuatro veces el promedio mundial, y que los impactos del aumento del nivel del mar que se está experimentando hoy en día son mucho mayores que las cifras mundiales que está informando el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático».
Por ello, agrega que «abordar el hundimiento inducido por el ser humano es importante a corto plazo, ya que es una adaptación costera esencial para proteger a las personas y las economías».
CUATRO COMPONENTES
Los investigadores evaluaron cuatro componentes del cambio relativo del nivel del mar: el cambio climático inducido al nivel del mar, los efectos de la eliminación del peso de los glaciares que causan el levantamiento o hundimiento de la tierra, las estimaciones de hundimiento del delta de los ríos y el hundimiento en las ciudades.
Las mediciones a nivel del mar se tomaron a partir de datos satelitales. Después, el equipo ponderó sus resultados por población para mostrar su importancia a las personas. El análisis general utilizó el modelo de evaluación dinámica e interactiva de la vulnerabilidad (DIVA), diseñado para comprender las necesidades de gestión costera.
Concluyeron que las altas tasas de aumento relativo del nivel del mar son más urgentes en Asia meridional, sudoriental y oriental, ya que esa zona tiene muchas deltas en declive y llanuras costeras de inundación, megaciudades costeras en crecimiento y más del 70% de la población costera del mundo.
También encontraron que la ciudad de Tokio (Japón) experimentó un hundimiento neto de cuatro metros a lo largo del siglo XX, mientras que Shanghái, Bangkok, Nueva Orleans y Yakarta han subido entre dos y tres metros.
En Tokio, Shanghái y Bangkok, el hundimiento se ha detenido o reducido considerablemente por la reducción de la extracción de aguas subterráneas, mientras que en otras ciudades ha habido poca respuesta directa para reducir el hundimiento.
«Una de las principales razones por las que Yakarta, la capital de Indonesia, está siendo trasladada a Borneo es porque la ciudad se está hundiendo debido a la extracción de aguas subterráneas de pozos poco profundos», recalca Nicholls.
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