El consumo de ‘gas de la risa’ (óxido nitroso) se ha hecho más visible durante la celebración de los macrobotellones de las fiestas de la Mercè en Barcelona, donde se ha visto a jóvenes consumir este gas en globos inflados con él.
Aunque en España no hay estudios sobre la extensión de su consumo, el proyecto constata que este crece en Reino Unido y Países Bajos, pero también en zonas turísticas españolas -Costa Brava, Costa del Sol y Baleares- por parte de turistas.
La asociación considera que en España es un «fenómeno reciente que podría estar en unos momentos iniciales de expansión y ante el que no se debería extender el pánico».
Los expertos han explicado en una nota de prensa que el óxido nitroso es una sustancia con un riesgo de problemas «comparativamente más bajo» que el de otras sustancias psicoactivas cuando se utiliza de manera puntual y moderada.
«Esto no quiere decir que se trate de una sustancia exenta de riesgos», puntualizan, y advierten de posibles quemaduras bucales y del tracto respiratorio debido a la aspiración de gas directamente de los cartuchos, ya que este gas sale a una temperatura muy baja, o de hipoxia (asfixia) si se retiene demasiado tiempo el gas en los pulmones porque este desplaza al oxígeno y disminuye su entrada en el cerebro.
También puede producir caídas y lesiones por la pérdida de equilibrio experimentada bajo sus efectos y causar convulsiones, arritmias e, incluso, parada cardíaca en personas con epilepsia o antecedentes cardiovasculares.
Energy Control advierte que también puede causar deficiencia de vitamina B12 ocasionada por un número elevado de inspiraciones en cada consumo o por su uso continuado, un problema que se daría más en mujeres que en hombres y en personas que siguen una dieta vegana o vegetariana.
La asociación ABD informa que en los Países Bajos se ha detectado un aumento de los accidentes de tráfico relacionados con el consumo de óxido nitroso, que pasaron de 60 en 2016 a 960 en la primera mitad de 2019.
Pese a ello, la asociación hace «un llamamiento a la calma y la prudencia» y a «huir del sensacionalismo para evitar la estigmatización de las personas que consumen esta sustancia y evitar que puedan sentir más dificultades a la hora de pedir ayuda».
Energy Control considera que las medidas para reducir la disponibilidad a esta sustancia, con más controles en la distribución y venta de cartuchos, «y la educación de las personas que se acercan a ella, son las más adecuadas para hacer frente al fenómeno». EFE
M.M.