Los estafadores no descansan nunca y aprovechan todas las circunstancias para intentar engañar a cualquier persona que caiga en la trampa y sacar así un rédito económico.
El último caso es la utilización de la desgracia en la guerra de Ucrania, donde miles de familias huyen de los combates a otros países para intentar salvar sus vidas y poder encontrar un lugar seguro, alejado de las bombas y el hambre.
Los delincuentes que no tienen escrúpulos, como hemos conocido éstos días, que están a la caza de mujeres y niños, con la excusa de querer ayudarles, se ofrecen a estas personas, pero realmente su objetivo es captarles para su explotación sexual, donde les requisan el pasaporte y todo lo que llevan encima, o les drogan con botellas de agua, debido a la necesidad de alimentos y bebida.
El último intento de los criminales es el envío de correos electrónicos, alegando que se tratan de una familia de refugiados que se encuentran atrapados en medio de los combates, escondidos en uno de los bunkers en Ucrania para protegerse de los bombardeos. Este tipo de súplica lo realizan tanto en inglés como en español, para así poder ampliar su radio de acción.
Para intentar convencer a las posibles víctimas, afirman que disponen de riqueza, pero que en estas circunstancias no pueden hacer uso de ella y para ello solicitan que les transfieran dinero, con el fin de poder salir del país.
Para «agradecer» esa cooperación, trasladan que recibirán una recompensa económica una vez hayan podido escapar del horror de la guerra, para reunirse con sus seres queridos y con el que haya prestado la ayuda.
La Policía ya ha alertado de numerosos intentos de estafa, que a raíz de la invasión rusa, utilizan cualquier oportunidad de engañar a los ciudadanos y por eso piden que denuncien hechos o actitudes sospechosas que supongan indicios de delito.
Se trataría por tanto de bandas organizadas que utilizan el dolor de la gente que padece una desgracia como esta, para enriquecerse de manera ilícita.
Francisco García