viernes, noviembre 22, 2024
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Cerca del 30 % de residuos del contenedor amarillo está mal depositado

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Un 28,6% de los residuos depositados en los contenedores de línea amarilla en España en 2020 seguía estando en el contenedor equivocado por error de los ciudadanos, aunque este porcentaje “mantiene un descenso continuado cada año”, según datos facilitados a Efe por Ecoembes, entidad encargada del reciclaje de envases en España.

Estos materiales, conocidos técnicamente como “impropios”, se han ido reduciendo “gracias en parte al mayor conocimiento y compromiso ciudadano con el reciclaje”, ha añadido Ecoembes, que ha afirmado que “en muchas ocasiones esta cantidad no es comparable con la que sí se deposita bien en el contenedor amarillo”.

En España existe casi un centenar de plantas de selección para el reciclaje y “cada una de ellas recibe un porcentaje muy diferente de impropios”, ha explicado Patricia Ramos-Catalina, responsable en la oficina técnica de Ecoembes, durante una visita de Efe a la Planta de Selección de Envases de Colmenar Viejo (Madrid), una instalación a la que llega hasta un 40% de residuos equivocados.

En principio, los contenedores de línea amarilla recogen envases de plásticos (materiales PEAD, PET, PEBD, fracción plástico mezcla y otros plásticos), envases metálicos de aluminio y acero como las latas y envases de cartón para bebidas y alimentos, pero en ellos también aparecen materiales como vidrio, madera, materia orgánica o textil, entre otros.

Por ello “es indispensable la existencia de estas plantas de selección”, cuyo personal está especializado en la clasificación manual o mecánica de los materiales y los preparan para su posterior reciclado.

También por esta razón es importante “concienciar a la población, realizar una labor constante de pedagogía”, ya que “por desgracia hay ciudadanos que aún no tienen claro lo que deben echar en el contenedor amarillo”, ha lamentado Ramos-Catalina.

No obstante, esta experta ha insistido en que no se debe poner «el foco únicamente en el ciudadano”, puesto que “se trata de una responsabilidad compartida donde todos tienen que cumplir con su parte”.

Así, “los ayuntamientos han de facilitar los recursos; las empresas, financiar el proceso y los ciudadanos, seleccionar correctamente dónde tiran sus residuos”.

El proceso de selección de envases comienza con la llegada de los camiones cargados de residuos recolectados en la vía urbana o procedentes de plantas de transferencia, que son descargados en una tolva encargada de dosificar su procesamiento.

En la cabina de triaje de voluminosos se retiran los materiales más grandes como por ejemplo sillas de plástico y luego pasan por un abrebolsas que los desgarra y homogeneiza su caudal, se limpian de materia orgánica con unas mallas y se clasifican por tamaños, antes de pasar a un separador balístico que los clasifica por densidades.

Una máquina de separación magnética se encarga de los envases metálicos y otra de separación óptica detecta y divide materiales como los distintos plásticos mientras que una tercera de separación por inducción retira el material de aluminio: estos flujos separados pasan entonces a una cabina con operarios que realizan una división manual.

Cada uno de los materiales separados acaba en un almacén y, cuando se recopila suficiente cantidad, es transportado a prensa y convertido en balas monomateriales que son transportadas a fábricas recicladoras para volver a ser utilizadas como materias primas.

De las 97 plantas de selección de Ecoembes, cuatro se encuentran en Madrid, entre ellas la de Colmenar Viejo, que da servicio a unos 700.000 habitantes de 76 municipios del noroeste de la región.

Sólo durante el año pasado, esta instalación recibió 18.800 toneladas de residuos, de las cuales fue posible reciclar 11.000, lo que implica una eficacia del 97 % o, lo que es lo mismo, únicamente no se pudo recuperar el 3 % de los desperdicios.

Según los datos proporcionados por Ecoembes, el 85 % de los residuos en España es gestionado por entidades públicas locales, mientras que el 15 % restante pertenece a gestión privada como la de los aeropuertos, los centros deportivos o los festivales, entre otros. 

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