Fuentes penitenciarias de la Administración central y vasca, con las competencias en materia de Prisiones desde octubre del pasado año, detallan a Efe el mapa actual de la población reclusa de ETA.
Una radiografía que, según las asociaciones de víctimas del terrorismo, muestra la «liquidación» de la política de dispersión y comienza a confirmar sus augurios de que los acercados a Euskadi obtienen beneficios penitenciarios.
Muy lejos de esta lectura, la red de apoyo a los presos de ETA, Sare, sigue reclamando el fin de la política «de excepción» y el acercamiento de todos ellos a cárceles de la comunidad autónoma vasca.
En total, 172 etarras están en prisión en España -93 en el País Vasco y 79 distribuidos en otras comunidades-, mientras que diez presos han obtenido recientemente la libertad condicional. Nada tiene que ver esta foto con la sacada hace una década cuando la banda anunció su adiós a las armas.
Por entonces, ETA tenía entre rejas a casi 600 internos sometidos a una férrea disciplina que hacía impensable que se incorporaran a labores internas de la prisión, algo que hoy está más normalizado, por lo que, por ejemplo, puede verse a etarras barriendo módulos.
Un cambio para que el que ha sido decisivo que todos los presos hayan ido pasando de primer grado o régimen cerrado a segundo grado, el régimen ordinario de vida en prisión para el 99% de los encarcelados, independientemente del delito cometido.
43 ETARRAS EN ÁLAVA, 23 EN GUIPUZCOA Y 20 EN VIZCAYA
Hoy, con datos de la administración vasca facilitados a EFE, a 1 de abril en las cárceles de Basauri, Martutene y Zaballa, rebautizadas como «centros de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava», respectivamente, había 86 presos, entre ellos diez mujeres.
A esta cifra hay que sumar los otros siete reclusos cuyo traslado a algunos de estos centros ha sido acordado recientemente, de forma que, o bien se ha hecho efectivo en estas últimas semanas o se hará en próximos días.
Con 43 presos es la de Álava, ubicada en Nanclares de Oca, la prisión que cuenta con más reclusos de la organización. Esta cárcel es también la más grande de las tres -más de 770 presos- y la más nueva, ya que fue inaugurada en 2011. A ella fueron trasladados los etarras que se desvinculaban de la banda.
En ellas cumplen condena, entre otros, Iñaki Reta de Frutos, que en su último juicio en la Audiencia Nacional el pasado mes de septiembre aceptó una pena de 6 años tras admitir su implicación en el traslado de armas y explosivos de la banda terrorista desde Francia a Portugal en 2010.
El mismo número de etarras que están en Zaballa suman las otras cárceles vascas: en la de Martutene (San Sebastián), con una población reclusa de uno 280 personas, están 23 presos de la organización, y en la de Basauri (Bilbao), con más de 320 reclusos y la más antigua -abrió sus puertas en 1964-, cumplen pena veinte terroristas.
OTROS 79 EN SIETE COMUNIDADES AUTÓNOMAS
El resto de internos de ETA se distribuye en diez cárceles de siete comunidades autónomas. Hace diez años los cerca de 600 presos se dispersaban en celdas de 44 centros.
No hace falta echar la vista tan atrás para ver cómo ha cambiado la situación. Hace apenas tres años las celdas andaluzas de nueve prisiones, las más alejadas a Euskadi, estaban ocupadas por un centenar. Desde julio de 2021 no hay ninguno.
Según las fuentes penitenciarias consultadas, a 6 de abril, son 79 los etarras en cárceles dependientes de la administración central.
Cinco cárceles de Castilla y León -Burgos, Palencia, León, Soria y Salamanca- son las que engrosan el mayor porcentaje, con 29 reclusos, por delante de la prisión de Logroño (La Rioja), con 16, y El Dueso (Cantabria), con 13, ambas a 170 kilómetros del País Vasco.
Más cerca aún de sus residencias están los ocho presos en Navarra y tres que están en Asturias. Otros seis cumplen en la prisión de Zuera, en Zaragoza.
Los más alejados son los cuatro etarras que están en la Comunidad de Madrid, entre ellos Javier Garcia Gaztelu, «Txapote», y su pareja, Iratzun Gallastegui, «Amaia», condenados ambos por el asesinato del concejal del PP de Ermua en 1997, Miguel Ángel Blanco.
Hace un año fueron trasladados desde la prisión de Huelva a 1.000 kilómetros de Euskadi, a la madrileña de Estremera, que dista 520 kilómetros. EFE