Elena Lara, una destacada bióloga marina catalana, ha emergido como una voz influyente en el debate en torno a la acuicultura de pulpos en la isla de Gran Canaria. En 2018, Lara se unió a Compassion in World Farming (CiWF), una organización británica que defiende el bienestar animal en la ganadería, especialmente en el ámbito de los animales acuáticos. Desde entonces, ha estado abogando por un enfoque más ético y sostenible en la cría de pulpos.
En el mismo año, se concedió una patente crucial para el cultivo en cautividad del pulpo, una especie marina que nunca antes había sido criada a nivel industrial. Este logro fue obra de un grupo de investigación canario del Instituto Español de Oceanografía (IEO). La patente fue adquirida por la empresa Nueva Pescanova, que planeaba establecer la primera granja de pulpos del mundo en Gran Canaria.
El proyecto avanzaba sin mayores obstáculos hasta que Elena Lara publicó un informe en octubre de 2021, titulado «Granja de pulpos: una receta para el desastre«. Este informe destacó la inteligencia de los pulpos y planteó preocupaciones sobre el sufrimiento y el peligro que podrían enfrentar al ser criados en cautividad. Lara también señaló la falta de legislación europea específica para garantizar el bienestar de los pulpos de granja y cuestionó la humanidad del método de sacrificio propuesto por la empresa, que implicaba el uso de agua con hielo para congelar a los animales.
El informe de Lara generó una ola de oposición al proyecto, incluso a nivel internacional. El debate se intensificó aún más después de que el documental de Netflix «Lo que el pulpo me enseñó» ganara un Óscar en 2021, lo que aumentó la empatía mundial hacia estos animales.
Mientras tanto, los defensores de la acuicultura argumentan que es una alternativa necesaria para proteger las poblaciones de pulpos salvajes agotadas debido a la creciente demanda de pulpo en la gastronomía. Eduardo Almansa, biólogo y miembro del grupo de investigación del IEO en Canarias, subraya la importancia de encontrar soluciones sostenibles, como la acuicultura, para evitar la sobrepesca y la pesca ilegal.
Sin embargo, persisten dudas sobre el bienestar de los pulpos en condiciones de cultivo y la falta de estudios sobre pulpos nacidos en cautividad. La empresa Nueva Pescanova asegura que cumple con las regulaciones de bienestar animal de la UE y que no ha identificado comportamientos agresivos entre los pulpos en sus pruebas en O Grove, Pontevedra.
El proyecto de la granja de pulpos en Gran Canaria continúa siendo un tema polémico, con manifestantes que exigen que se detenga y organizaciones que alertan sobre posibles riesgos medioambientales y sanitarios. Aunque el proceso de obtención de permisos se ha alargado, Nueva Pescanova confía en que el proyecto se llevará a cabo, ya sea en Europa o en otros lugares del mundo donde se están realizando investigaciones similares. La controversia en torno a este proyecto ha puesto de relieve la necesidad de abordar tanto la ética como la sostenibilidad en la acuicultura de pulpos.