En el apogeo de su carrera en 1993, Steven Spielberg sorprendió al público al lanzar dos películas completamente opuestas en un lapso de seis meses: la taquillera Jurassic Park y la conmovedora y personal La Lista de Schindler. Mientras Jurassic Park arrasaba en las taquillas, La Lista de Schindler se destacaba como un ejercicio cinematográfico deslumbrante en blanco y negro.
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La película, basada en la historia real de Oskar Schindler, un empresario alemán que salvó a más de 1.200 judíos durante el Holocausto, llevó a Spielberg a sumergirse en una narrativa profundamente personal debido a sus raíces judías. Aunque inicialmente dudó en aceptar el proyecto, finalmente se sintió muy orgulloso de la película, ganando su primer Óscar como Mejor Director y contribuyendo a las siete estatuillas que obtuvo La Lista de Schindler, incluyendo la de Mejor Película.
Spielberg, conocido por su habilidad para equilibrar proyectos desafiantes, enfrentó momentos intensos durante la filmación de La Lista de Schindler. El día de rodaje de la escena de las cámaras de gas fue descrito por el director como el más traumático de su vida. Para mantener su ánimo, el actor Robin Williams le llamaba diariamente para hacerle reír durante quince minutos.
El rodaje en lugares reales de Polonia, donde ocurrieron los hechos, fue especialmente difícil, con el equipo enfrentándose a ataques antisemitas por parte de negacionistas del Holocausto. Spielberg superó obstáculos iniciales, como la resistencia de los productores a filmar en blanco y negro y la elección de un elenco no tan conocido, incluyendo a Liam Neeson como Oskar Schindler.
Aunque Jurassic Park dominó la taquilla, fue La Lista de Schindler la que dejó una marca más profunda en Spielberg. La película, con su elenco formidable y secuencias impactantes, se mantiene como una obra cinematográfica esencial que aborda un capítulo crucial de la historia.