España atraviesa una profunda crisis de personal sanitario debido a la falta de enfermeras, situación que amenaza la sostenibilidad del sistema de salud y afecta la calidad de atención en múltiples comunidades. Según el Consejo General de Enfermería y el sindicato SATSE, el país requiere más de 120.000 enfermeras adicionales para igualar la media europea de 8,8 profesionales por cada 1.000 habitantes, un objetivo que sigue lejos de alcanzarse. Con solo 5,9 enfermeras por cada 1.000 personas, España se sitúa muy por debajo de países como Francia (10,2) y Noruega, y se encuentra en los últimos puestos en Europa, apenas superando a Grecia.
Desigualdades regionales y efectos en la atención primaria
La distribución desigual de profesionales de enfermería agrava aún más el problema. Comunidades autónomas como Navarra y el País Vasco son las únicas en acercarse a los niveles europeos, con 8,8 y 8,0 enfermeras por cada 1.000 habitantes respectivamente, mientras que Andalucía, Murcia y Galicia presentan ratios notablemente inferiores, que oscilan entre 4,8 y 5,5. Según Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, esta disparidad crea “ciudadanos de primera y de segunda” en cuanto a acceso a servicios de salud de calidad.
La crisis es particularmente visible en la Atención Primaria, donde se concentra la mayor demanda de cuidados básicos y preventivos. De los 184.000 profesionales de enfermería en activo, cerca del 77% trabaja en hospitales, mientras que la Atención Primaria cuenta con solo 42.000 enfermeras, una cifra que SATSE considera insuficiente para cubrir las necesidades del sistema. Los expertos señalan que duplicar el personal de enfermería en este ámbito sería necesario para acercarse a los estándares de otros países europeos y aliviar la sobrecarga en los hospitales.
Emigración y precariedad laboral en el sector
A pesar de la creciente demanda de enfermeras en el sistema español, muchas profesionales optan por emigrar debido a las condiciones laborales precarias en el país. En el último año, 1.473 enfermeras solicitaron documentación para trabajar en el extranjero, siendo Noruega, Estados Unidos y Reino Unido los principales destinos elegidos. Esta migración de talento responde en gran parte a la estabilidad y mejores condiciones salariales ofrecidas en otros países, que superan significativamente a las del mercado laboral español.
A nivel nacional, aunque el índice de empleo en enfermería es alto, las condiciones laborales siguen siendo un punto crítico: muchos contratos son temporales o por horas, lo que impide a las enfermeras alcanzar la estabilidad profesional. La falta de continuidad contractual contribuye a la falta de motivación y dificulta la retención de talento en un sistema que necesita urgentemente más profesionales.
Formación insuficiente y envejecimiento de la plantilla
La falta de enfermeras no se debe únicamente a la demanda laboral, sino también a la limitada oferta de formación en el país. En 2023, más de 43.000 personas solicitaron acceso a los programas de grado en enfermería, pero solo se aceptaron 10.532 debido a la falta de plazas. Aunque el gobierno ha incrementado la oferta de plazas en la convocatoria de 2024, expertos advierten que el cambio es insuficiente ante un contexto de envejecimiento de la población y aumento de patologías crónicas.
Además, el envejecimiento de la plantilla de docentes en las facultades de enfermería añade otro nivel de complejidad a la crisis: actualmente, el 42% de los profesores tienen más de 50 años, lo que plantea un desafío de relevo generacional en los próximos años. Los estrictos criterios para la acreditación de nuevos docentes dificultan la ampliación del cuerpo académico, afectando la formación de futuras generaciones de enfermeras.
Medidas y retos para enfrentar la crisis
En respuesta a esta crisis, la Comisión Europea ha destinado 1.3 millones de euros en su programa EU4Health para apoyar la retención de enfermeras en los estados miembros. Sin embargo, aún no se han definido las medidas específicas para que España se beneficie de estos fondos y pueda mejorar las condiciones de trabajo y la retención de sus profesionales. En palabras de Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto de Investigación Enfermera, es necesario “apostar por retener el talento enfermero” en un sector que resulta esencial para la salud pública.
Mientras tanto, expertos insisten en la urgencia de implementar políticas de planificación y sostenibilidad en el ámbito de la enfermería. José Antonio Ávila, del sindicato CSIF, señala que “sin una inversión seria en formación y en condiciones de trabajo, el sistema sanitario español no podrá responder a las necesidades actuales ni futuras de la población”, especialmente ante el envejecimiento demográfico, que demanda más cuidados prolongados y especializados.
Un sistema sanitario en riesgo
La escasez de enfermeras en España refleja una crisis estructural que afecta tanto a la Atención Primaria como a los hospitales, con impacto directo en la calidad de los servicios de salud. Si bien las cifras de empleo en el sector siguen siendo altas, las condiciones laborales precarias y la falta de estabilidad empujan a muchas enfermeras a buscar oportunidades en el extranjero, lo que agrava aún más la falta de personal. A menos que se realicen reformas profundas en la planificación de la formación y en las políticas laborales, España seguirá lejos de los estándares de atención sanitaria europeos, enfrentando un déficit que compromete la atención de millones de personas en los años venideros.