Laura González tiene 45 años y padece queratocono, una enfermedad que afecta seriamente a la visión. El trasplante de córnea es una opción de difícil acceso debido a las largas listas de espera y a la escasez de donantes. Mientras acepta la posibilidad de perder la vista, le ofrecen someterse a un tratamiento basado en la bioimpresión ocular. Esta tecnología utiliza impresión 3D para crear tejidos oculares personalizados y reemplazar las áreas dañadas sin necesidad de un donante.
La realidad es que Laura todavía tendrá que esperar, pues la bioimpresión ocular está aún en desarrollo. Aunque su potencial para tratar enfermedades graves, como las lesiones corneales, es significativo, la tecnología todavía enfrenta desafíos importantes y no está disponible para su aplicación clínica generalizada. A medida que avance, podría ofrecer a pacientes como Laura la oportunidad de recuperar la visión sin depender de un suministro limitado de donantes, transformando así el tratamiento de estas afecciones.
Mientras esta tecnología avanza, la cirugía refractiva ya lidera la transformación de la visión humana. «Es un campo vertiginoso», señala Laureano Álvarez-Rementería, director médico de la Clínica Rementería, destacando cómo la tecnología permite ajustes con la exactitud de un «reloj suizo».
La cirugía refractiva tiene como objetivo principal alcanzar la emetropía, ese estado ideal en el que el ojo enfoca perfectamente sin necesidad de corrección óptica. Este campo ha evolucionado notablemente gracias a dos modalidades principales: el uso de láser y las lentes intraoculares.

El futuro de la corrección visual es prometedor, con soluciones cada vez más precisas y accesibles
El láser es valorado por ser mínimamente invasivo y preservar las zonas más sensibles del ojo, con procedimientos como LASIK (que crea un pequeño colgajo en la córnea para corregir la curvatura), PRK (que remodela directamente la superficie corneal) y SMILE (que extrae tejido corneal mediante una microincisión).
Por otro lado, las lentes intraoculares, que aprovechan materiales avanzados como el colámero de las lentes fáquicas, permiten inserciones mínimamente invasivas y ofrecen una calidad visual superior, adaptándose cada vez más a las necesidades individuales de los pacientes.
La cirugía refractiva, descrita como «muy efectiva y eficiente» por Celia Sánchez-Ramos, directora del Grupo de Investigación en Visión y Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid, se encuentra en pleno auge. Aunque tecnologías como la bioimpresión aún están en desarrollo, los avances actuales ya están redefiniendo lo que significa tener una visión óptima. El futuro de la corrección visual es prometedor, con soluciones cada vez más precisas y accesibles.

La miopía, una pandemia silenciosa: «Hay jaquecas, daños en la retina y, a medio plazo, veremos más problemas graves»
En medio de estos avances, la miopía se presenta como un creciente desafío global, cuya prevalencia ha aumentado drásticamente en las últimas décadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como una pandemia.
Actualmente, afecta al 30 % de la población mundial, y se estima que para 2050 esa cifra alcanzará el 50 %, impactando a 5.000 millones de personas. Sánchez-Ramos recoge las palabras de la OMS, señalando que esta pandemia, «producto de un enfoque excesivo», afecta especialmente a niños y jóvenes. «Hay jaquecas, daños en la retina y, a medio plazo, veremos más problemas graves», comenta Sánchez-Ramos.
La prevalencia de la miopía está aumentando a nivel global, con preocupantes cifras en Asia. En algunas regiones de China, entre el 80 % y el 90 % de los jóvenes ya padecen esta afección, y en Seúl (Corea del Sur) la cifra asciende al 96,5 %. A nivel regional, se proyecta que la prevalencia alcanzará el 52 % en 2030 y hasta el 69 % en 2050.
Este crecimiento refleja no solo un aumento en los casos, sino también un agravamiento de la enfermedad. «Estamos viendo un crecimiento significativo de la miopía magna, con más de siete dioptrías, lo que incrementa el riesgo de complicaciones graves como desprendimientos de retina», advierte Sánchez-Ramos.
Sevilla, la «Ciudad Miope»
Aunque los niveles en Europa y España aún no alcanzan los de Asia, actualmente es ya una cuarta parte de la población europea la que padece esta afección, y entre los jóvenes de 25 a 29 años, la prevalencia alcanza casi el 47 %. En España, la incidencia es del 42 %, destacando Sevilla como la «Ciudad Miope» con un 46 %.
Este fenómeno, impulsado por nuestros hábitos modernos, se ha convertido en una amenaza global para la salud ocular. Pasamos demasiado tiempo en interiores y frente a pantallas, lo que obliga a los ojos a trabajar en visión cercana durante horas. «Hay exceso de acomodación; la calidad, intensidad y cantidad de luz a la que estamos expuestos son determinantes en este problema», añade Sánchez-Ramos, subrayando la gravedad de esta tendencia.
En este contexto, la cirugía refractiva, gracias a su capacidad para corregir defectos refractivos, se posiciona como una herramienta fundamental en la lucha contra este problema global, con la salvedad de que la intervención no podrá realizarse hasta que el ojo del paciente esté estabilizado, aproximadamente a los 25 años, «siendo muy probable que esta edad se prolongue debido al uso abusivo de la visión cercana», comenta Sánchez-Ramos.
El salto tecnológico en el diagnóstico ocular
El avance de la cirugía refractiva ha ido acompañado de una notable mejora en las herramientas de diagnóstico. Hace 20 años, los topógrafos solo medían la cara anterior de la córnea; hoy en día, se analizan también la cara posterior y otros parámetros clave. Equipos como el Sirius+ combinan el disco de Plácido y la cámara Scheimpflug para generar mapas tridimensionales de la córnea en segundos, evaluando aspectos como grosor, curvatura y posibles irregularidades.
Por su parte, escáneres de tomografía de coherencia óptica (OCT) como el REVO SOCT 80 realizan hasta 80.000 exploraciones por segundo, minimizando errores y mejorando la experiencia del paciente. Tecnologías como el trazado de rayos (Ray-Tracing) optimizan el cálculo de lentes intraoculares, personalizando tanto cirugías refractivas como de cataratas. Incluso se tienen en cuenta factores como el tamaño pupilar en diferentes condiciones de luz, lo que garantiza resultados más adaptados a cada paciente, eliminando los halos en visión nocturna, que es una de las principales quejas de los mismos.

Además, los nuevos topógrafos permiten analizar la calidad de la película lagrimal de forma no invasiva, un avance crucial en el diagnóstico de la sequedad ocular. Los algoritmos avanzados también facilitan la detección temprana de enfermedades como el queratocono, una afección degenerativa que suele iniciarse en la adolescencia y afecta la capacidad de la córnea para enfocar correctamente, provocando astigmatismo irregular.
En este contexto, plataformas integradas como Phoenix agilizan el trabajo médico al consolidar datos de diferentes dispositivos y mejorar el seguimiento de los pacientes. Según José Vila, especialista de aplicación clínica especializado en cirugía refractiva, la inteligencia artificial «tiene un futuro clave» en este ámbito, permitiendo identificar patrones anómalos y desarrollar tratamientos más personalizados.
Avances en láseres: precisión, rapidez y seguridad
Los avances más importantes en la cirugía refractiva han sido impulsados por los láseres Excímer y de femtosegundo, que han transformado los procedimientos oculares al mejorar su rapidez, exactitud y seguridad. La combinación de ambos ha permitido alcanzar niveles de precisión y seguridad antes considerados inalcanzables, revolucionando el tratamiento de problemas visuales y mejorando la calidad de vida de los pacientes.
El láser Excímer ha alcanzado una precisión excepcional, permitiendo un seguimiento ocular preciso y reduciendo casi por completo los riesgos de complicaciones, como el descentramiento, que antes eran motivo de advertencia.
Gracias a tecnologías como el Eye-Tracker 7D, se puede realizar un seguimiento en tiempo real de los movimientos oculares, asegurando que el láser actúe con exactitud, incluso si el paciente parpadea o desvía la mirada. Además, su tecnología ha evolucionado hasta un punto en el que, según Vila, «ya no se puede hacer más rápida», pasando a eliminar aproximadamente una dioptría por segundo, lo que significa haber reducido a la mitad el tiempo de intervención.
La personalización de los tratamientos ha dado un salto cualitativo, permitiendo la adaptación de la cirugía a las pequeñas imperfecciones de cada ojo, lo que contribuye a la minimización de efectos secundarios como los halos nocturnos, anillos luminosos percibidos alrededor de luces en condiciones de baja iluminación. El uso de herramientas avanzadas como la paquimetría OCT, que mide el grosor de la córnea en tiempo real, garantiza que el procedimiento se mantenga dentro de parámetros seguros.
El uso del láser de femtosegundo se ha expandido hacia la cirugía de cataratas y los trasplantes de córnea
Por otro lado, el láser de femtosegundo ha representado «el cambio más grande» en la historia tecnológica de la cirugía refractiva. Su capacidad para emitir pulsos ultracortos (tan rápidos como un femtosegundo, una milmillonésima de segundo) ha permitido realizar cortes microscópicos con mínima afectación de los tejidos circundantes, mejorando la precisión y seguridad de los procedimientos.
En solo tres años, el uso del láser de femtosegundo en cirugías LASIK (para crear el ‘flap’ corneal, corregir astigmatismo e implantar anillos ‘intracorneales’ para el queratocono) ha aumentado del 30 % al 55 %, y su adopción sigue creciendo, expandiéndose hacia otras áreas como las cirugías de cataratas (para realizar incisiones precisas y facilitar la extracción del cristalino) y los trasplantes de córnea (para controlar con precisión el diámetro y la profundidad del corte, reduciendo riesgos y mejorando los resultados).
Lentes intraoculares más precisas y personalizadas
Junto a los sistemas de diagnóstico y los láseres, las lentes intraoculares también han revolucionado la cirugía refractiva, con avances notables en los materiales y las opciones disponibles. En sus inicios, las lentes monofocales fueron pioneras en este campo, proporcionando una excelente visión de lejos pero requiriendo gafas para la visión cercana. Con el tiempo, surgieron las lentes multifocales y trifocales, capaces de cubrir múltiples distancias— lejos, intermedia y cerca—, lo que redujo la dependencia de gafas, aunque a costa de posibles halos y deslumbramientos.

Hoy en día, las lentes de profundidad de foco extendido (EDOF) se han consolidado como una de las principales innovaciones, ofreciendo una transición más suave entre visión lejana e intermedia, con menos efectos visuales no deseados. No obstante, su desempeño en visión cercana sigue siendo limitado.
A la par de los avances en diseño óptico, los progresos recientes en los materiales de estas lentes han mejorado significativamente su biocompatibilidad. El acrílico de última generación contribuye a una mayor durabilidad y estabilidad, reduciendo riesgos como la opacificación capsular posterior y las respuestas inflamatorias postoperatorias. Esto no solo facilita una recuperación más rápida, sino que también mejora la experiencia visual general de los pacientes.
Los grandes retos en la cirugía refractiva
A pesar de los avances conseguidos, la cirugía refractiva enfrenta aún varios desafíos. Uno de los más urgentes es reducir los costos, lo cual permitiría democratizar el acceso a los tratamientos y beneficiar a más pacientes.
En términos tecnológicos, el diseño del láser de femtosegundo sigue siendo un área de mejora. Un modelo más compacto y ergonómico facilitaría su uso y, por ende, optimizaría la experiencia de los profesionales.
El reto más ambicioso, sin embargo, es la integración del láser de femtosegundo con el ultrasonido facoemulsificador. Esta combinación podría revolucionar la cirugía de cataratas, simplificando procesos y mejorando los resultados clínicos, al reducir la necesidad de múltiples herramientas.
«La satisfacción de los pacientes crece a medida que la tecnología avanza», destaca Álvarez-Rementería, subrayando cómo estos desarrollos impactan positivamente en la experiencia del usuario y la precisión de los resultados.
Superar estos retos permitirá expandir las fronteras de la cirugía refractiva y consolidar su impacto global. Las innovaciones tecnológicas están redefiniendo tanto la efectividad como la accesibilidad de los tratamientos, abriendo nuevas oportunidades para enfrentar problemas refractivos como la pandemia de la miopía.
Aunque la bioimpresión ocular todavía está en desarrollo; para personas como Laura González, representa una esperanza tangible de recuperar la visión. Por ahora, es la cirugía refractiva la que lidera esta transformación, ofreciendo soluciones concretas que marcan un antes y un después en los estándares de la salud visual.