Los largos veranos de la Familia Real británica en el Castillo de Balmoral (Escocia) en tiempos de la reina Isabel II podrían tener los días contados. Ahora, Carlos III ha decidido imponer grandes cambios a sus planes para las vacaciones que no solo le van a afectar a él, sino a sus parientes más directos, como el príncipe Andrés.
En su primer verano como Rey, el heredero de Isabel II ha tomado la decisión de acabar con la tradición de su madre de pasar todo el verano en su refugio escocés.
En lugar de eso, Carlos III ha optado por ampliar el horario de visitas dos semanas más. De esta forma, el Castillo de Balmoral estará abierto al público más tiempo de lo habitual, impidiendo que la Familia Real pueda estar en el mes de agosto en su residencia escocesa.
El príncipe Andrés, el gran damnificado por la decisión de Carlos III
Esta decisión de última hora por parte del nuevo monarca tiene un principal agraviado, y se trata del príncipe Andrés. El Duque de York suele pasar los veranos en el Castillo de Balmoral acompañado de su exmujer, Sarah Ferguson, y sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, ahora también con sus respectivas familias.
Ahora, el nuevo Rey tiene las miras puestas en aumentar como sea los ingresos de la Corona, de manera que ha dejado a su hermano sin vacaciones. No obstante, el príncipe Andrés podría visitar Balmoral fuera del horario de apertura al público, aunque para ello tendría que ser invitado por su hermano, Carlos III.
Esta disputa entre los dos hijos mayores de Isabel II y el Duque de Edimburgo es solo una gota más en el vaso. Recientemente, el Rey ordenó al príncipe Andrés el desalojo de su mansión de Royal Lodge, donde vive también su exmujer, Sarah Ferguson, con quien tiene una excelente relación.
Carlos III pidió a su hermano que se trasladaran a Frogmore Cottage, la que fuera la residencia en Inglaterra de los Duques de Sussex, Harry y Meghan, antes de ser expulsados de allí también por orden del Rey.
Sin embargo, el Duque de York no parece tener intención alguna de ponérselo fácil a su hermano y se niega a dejar su enorme casa de 30 habitaciones.
El príncipe Andrés se defiende diciendo que la propiedad le fue arrendada por 75 años y que él mismo ha invertido muchísimo dinero en su reforma.
Recordemos que el Duque de York viene protagonizando desde 2019 una desagradable polémica por haber sido acusado de formar parte de la red de pedofilia de Jeffrey Epstein.
Ya en su día, su madre Isabel II tuvo que pagar una alta suma para impedir que el príncipe Andrés fuera a juicio. Además, desde entonces ha sido apartado de sus funciones públicas para la Corona.
Balmoral, la joya de la Corona de Isabel II
El Castillo de Balmoral era, probablemente, la propiedad más querida de la difunta Isabel II. La monarca siempre se trasladaba allí el último fin de semana de julio, e incluso falleció en sus instalaciones el pasado 8 de septiembre.
Se trata de una propiedad privada del Rey. Fue comprado en 1852 por el príncipe Alberto, marido de la reina Victoria, y es el monarca quien debe hacerse cargo de todos sus gastos de manera particular.
El mantenimiento de este paraje supone un coste anual de unos tres millones y medio de euros, según apunta el Daily Mail. Y, a pesar de que lo visitan más de 70.000 turistas, los ingresos procedentes del turismo apenas cubren la mitad de los gastos del castillo.
De modo que todo apunta a que Carlos III se dejará ver poco por Escocia este verano. Si el monarca mantiene su propia tradición, acudirá en agosto una semana al Castillo de Mey, donde residía la Reina Madre, y después pasará unos días en Birkhall, su propia casa dentro de la finca donde se encuentra el castillo de Balmoral.