No corren buenos tiempos para el polifacético Johnny Depp. El actor podría llegar a pasar hasta 10 años en la cárcel australiana, además de pagar una multa de 265.000 dólares. Todo por ‘pasar de contrabando’ a sus dos mascotas.
Las autoridades al ver que ni su dueño, ni sus acompañantes del jet privado en el que se desplazó, ni la tripulación, hicieron referencia a la presencia de los animales, le han obligado a mandar a sus perros a casa.
El futuro incierto de Pistol y Boo (así se llaman los perros) depende del intérprete de 51 años, que podría ver como los sacrifican si no los saca de inmediato del país. El ministro de agricultura fue el encargado de hacer el anuncio del precio de saltarse las estrictas normas nacionales.
La voz de alarma saltó cuando varios medios publicaron unas fotos de las mascotas en un peluquero local, según Sydney Morning Herald. Desde ese momento se habría sometido a Depp a una investigación policial. El que da vida al querido personaje Capitán Sparrow tendrá que tomar una decisión de inmediato si no quiere ni que él ni que sus perros sufran las terribles consecuencias advertidas en el caso de ser declarado culpable.