Eugenia Martínez de Irujo es la viva imagen de la felicidad. Después de los duros momentos vividos tras la muerte de su madre, la duquesa de Alba el pasado mes de noviembre, ha vuelto a sonreír y el responsable no es otro que José Coronado, que ha conseguido con su corazón vuelva a latir con fuerza.
La pareja comenzó a salir en primavera y, a pesar de saberse perseguidos por sus respectivas facetas de personaje rosa, han decidido que ya no tienen por qué esconderse. Sobre todo José, quien siempre ha mantenido con la prensa una relación excelente y prefiere vivir con naturalidad todos y cada uno de los noviazgos que ha mantenido.
Apura sus vacaciones sin su novio
Desde que saliera a la luz el sorprendente romance entre Eugenia y José Coronado, la pareja se ha cuidado mucho de mantener en la intimidad los primeros meses de relación. Mientras que el intérprete se ha dejado ver cumpliendo con sus compromisos profesionales, la joven aristócrata se ha divertido en Marbella asistiendo a las numerosas reuniones sociales y actividades, como el concierto de Enrique Iglesias que compartió con su hija Tana.
Mientras que el consagrado actor continúa volcado en el rodaje de su última película El hombre de las mil caras, de Alberto Rodríguez, antes de retomar la grabación de la nueva temporada de la exitosa serie El Príncipe, Eugenia ha decidido dedicarle parte de su tiempo a su hija Tana antes de que comience el periodo escolar.
Junto a ella la duquesa de Montoro ha viajado a Ibiza, uno de sus destinos predilectos, donde pasaba largas temporadas junto a su fallecida madre. En compañía de un nutrido grupo de amigos, entre los que también se encontraba su hermano Fernando, madre e hija disfrutaron de un divertido día en alta mar.
A bordo de la embarcación, degustaron una estupenda comida donde Eugenia saboreó un magnífico trozo de pollo, dando muestra de su buena alimentación.
Más tarde la duquesa de Montoro atendió una llamada telefónica; Para ello se apartó del resto de pasajeros para gozar de mayor intimidad. Muy sonriente, cual adolescente enamorada, mantenía una animada charla con su interlocutor, quizá su enamorado José Coronado. Más tarde se reunía de nuevo con dos amigas a las hacía partícipe de su felicidad, ya que su sonrisa la delataba.
Al caer la tarde, Eugenia Martínez de Irujo, su hija Tana, su hermano Fernando y demás asistentes regresaban a puerto. Siempre a la última y fiel a su estilo moderno y desenfadado, la diseñadora eligió un vestido de estilo ibicenco semitransparente que dejaba entrever su minúsculo bikini blanco. Y es que poco a poco va recuperando su figura, tras las imágenes de meses atrás en las que lucía una preocupante delgadez.
Entretanto Tana hablaba con una amiga y aprovechó para hacer una llamada, quizá a su padre, Francisco Rivera, para preguntar por su nueva hermanita, Carmen, que vino al mundo el pasado 20 de agosto.