Después de 18 años de matrimonio, la relación entre Mar Flores y Javier Merino finalizaba el pasado 25 de marzo, momento en el que anunciaban su separación. Era el empresario el que concedía una entrevista en la que aseguraba que, aunque todo había sido de mutuo acuerdo, era él el que había dado el primer paso para tomar esta determinación.
Con cuatro hijos en común, la pareja trata de ubicarse en sus nuevos roles y de aprender a vivir el uno sin el otro. Mar parece ser la que peor lo lleva, o al menos eso demuestra en su cuenta de Instagram. Después de varios mensajes encriptados como «Del pasado no se vive, se aprende» o «Que llegue quien tenga que llegar, que se vaya quien se tenga que ir, que duela lo que tenga que doler.. que pase lo que tenga que pasar», este lunes la exmodelo daba las buenas noches a sus seguidores con esta frase: «Uno siempre cambia el amor de su vida por otro amor o por otra vida».
La tía de Laura Matamoros, reciente ganadora de Gran Hermano VIP, asume poco a poco su nuevo estado sentimental. Como refugio ha escogido la familia y el trabajo, cuyo último logro ha sido una entrevista para la revista 'ELLE' que se publicará próximamente.
Merino se muda
Este viernes 15 de abril Javier Merino se acercaba a las inmediaciones del que hasta ahora fuera su hogar para recoger sus pertenencias y ayudar al equipo de mudanzas. Después de conversar con los empleados y confirmar que todo marchaba correctamente, el empresario abandonaba la casa y dejaba trabajar a los operarios.
En la residencia madrileña continuarán viviendo su mujer y sus hijos, tal y como el empresario confirmaba a la revista '¡Hola!': «Tenemos la custodia compartida y en la casa, que es de los niños, vivirá Mar. Yo entraré y saldré perfectamente bien. En teoría los niños no tendrían que notar nada. Hay respeto».