La familia Casillas-Carbonero, desde su gestación, ha estado siempre envuelta en un halo de misterio. El excesivo celo por su intimidad, en según qué situaciones, ha provocado que el misticismo se apoderara del ir y venir de la presentadora y el guardameta.
La última vez que conseguían esquivar a la prensa era en su esperado enlace matrimonial, que lograba pasar desapercibido gracias a que fue tan discreto que ni los padres de los susodichos estaban presentes. Únicamente eran testigos del momento el hijo de la pareja, Martín, y la hermana de Sara.
Poco más tarde, la manchega, en la rueda de prensa de un evento publicitario, aseguraba que deseaba que la prensa no se hubiera enterado de que se había producido esa boda, y confirmaba que aunque sí que había alianzas, no pensaba lucirla hasta que «no hubiera cuarenta medios delante».
Y así ha sido. Carbonero ha usado su cuenta de Instagram, en la que es muy activa, para lucir anillo. Eso sí, ha tratado de que pasara desapercibido al hacer referencia a las consecuencias de su embarazo en el pie de foto: «Esos momentos en los que las únicas prendas que te valen son las camisas de tu chico ( para más inri tu chico usa una talla XL) y en los que tu nariz se empieza a ensanchar y prefieres cortarla en las fotos. Ya sabéis de lo que os hablo, mamás. Esos momentos maravillosos que no cambio por nada».
De esta manera la joven desvelaba la parte que menos le gusta de su fisionomía en su avanzado estado de gestación: su nariz. Es algo habitual en las embarazadas, debido a que la cara, y prácticamente todas las partes del cuerpo, tiende a ensanchar y a redondearse. Por este motivo, la autora del blog 'Cuando nadie me ve' ha optado por cortar la imagen y enseñar únicamente de labios para abajo.