El servicio de las altas esferas vuelve a rebelarse. En esta ocasión ha sido la Familia Real británica la golpeada por una nueva ola de secretos y misterios, de la mano del encargado de seguridad de uno de sus miembros más destacados: Lady Di. El exguardaespaldas de Diana de Gales ha publicado un libro titulado 'Diana: A Closely Guarded Secret', en el que revela algunas las las intimidades más secretas de la fallecida 'royal', entre las que destaca una en especial: la princesa tenía un vibrador que le acompañaba durante todos sus viajes oficiales.
Al parecer, y según las palabras del propio autor, el aparato sexual habría llegado a manos de Ladi Di de la mano de su hermana: «Ella fue quien escondió el dildo en su cartera durante un viaje. Diana lo encontró tras reunirse con Jacques Chirac y pensó que era un accesorio divertido», explica en la obra.
Ken Wharfe (así se llama el guardaespaldas) asegura que la madre de los príncipes Guillermo y Enrique bautizó al juguete sexual con el sobrenombre de 'Le Gadget' (El artilugio) y llegó a considerarlo una especie de talismán. Revela que no hacía ningún viaje sin él, y que incluso en una ocasión llegó a llamar a la Embajada británica para que se lo entregaran en Nepal, donde se lo proporcionaron de manera personal.
La Familia Real británica ha sido una de las más azotadas por el látigo de la traición. La revista 'Star' publicaba hace poco una serie de artículos titulados 'Royal Bodyguards Tell All' ('Los guardaespaldas reales lo cuentan todo'), en el que se recogía que el príncipe Harry de Inglaterra era un gran fan de los tatuajes. Al tener terminantemente prohibido este hecho, el joven ha optado por hacerse dibujos de manera temporal en una de las zonas más recónditas del cuerpo, las nalgas.
El de Kate Middleton era otro de los nombres que aparecía en esta lista. De ella se aseguraba que usaba peluca, pañuelo y cambiaba su acento en las ocasiones en las que no le apetecía ser reconocida por la calle. Además. y según un indiscreto guardaespaldas del príncipe Andrés, al hijo de Isabel II le gusta llevar lencería femenina y la princesa Eugenia prefiere frecuentar bares de ambiente porque «se siente más cómoda entre lesbianas que entre heteros, aunque le gustan los hombres».
Ana P. Cabrero