“Soy la eterna incomprendida, pero me llevo todo vuestro cariño. Os deseo de todo corazón que seáis felices. Yo lo he intentado, lo he sido a ratos. Un beso muy grande a todos. Desde donde esté velaré por vosotros. Quizás nos volveremos a ver, o no», explicaba Aramis Fuster en un video grabado hace una semana. Un vídeo que ha causado mucho revuelo en internet ya que en el mismo, la vidente, que ahora trabajaba como dómina en una web de 'scorts', se despide del mundo.
Unos días después de que se grabara el vídeo, la vidente apareció en una habitación de hotel con lesiones en la ingle y el cuello. Al parecer al entrar en la habitación la patrulla policial encontró a María Antonia Pérez Sánchez (el verdadero nombre real de Aramís) en la cama con lesiones, que certificaron con posterioridad los profesionales del SUMMA 112. Según el parte médico de estos profesionales, tenía «erosiones» y «policontusiones» en el cuello y en la ingle, por las que fue trasladada al hospital para su tratamiento.
Al principio se pensó que podrían ser secuelas de sus trabajos como dómina. Aunque fue desmentido posteriormente por la encargada de la empresa para la que trabajaba Aramis.
Tras la aparición de este vídeo, todo hace indicar que Aramis quiso quitarse la vida. La vidente está ahora ingresada en la unidad psiquiátrica del Hospital La Paz. «Soy la máxima autoridad en ocultismo, soy la dómina más dura que hayas podido conocer, pero también soy una mujer con un gran potencial de ternura que nadie conoce. Puede ser la última vez que diga estas palabras. Quiero que siempre que penséis en mi lo hagáis con una sonrisa», reconocía ante la cámara.
'Scort' de lujo
Hay que recordar que desde que fuera desalojada de su casa de alquiler en Lleida, Aramís intentó ganarse la vida como pudo, y de ahí que aceptara formar parte del catálogo de acompañantes de lujo de la madame Anna Solano, donde presuntamente prestaría sus servicios sexuales desde 300 euros la hora.
Aunque sus funciones nunca han estado muy claras, en la web se aseguraba que se podía contratar a la pitonisa para servicios de compañía e incluso para ejercer de dominatrix . La catalana aparecía en el apartado de “Escorts Maduras” y contar con sus servicios podía llegar a costar hasta 2.000 euros por diez horas de servicio.
J. T.