Jesulín de Ubrique ha sido hospitalizado este domingo de manera urgente tras experimentar lo que parece haber sido un microinfarto. El suceso tuvo lugar mientras disfrutaba de unos días de descanso en El Rincón de la Victoria, Málaga. A raíz de un fuerte dolor en el pecho, fue trasladado al Hospital Regional de Málaga, donde recibió atención inmediata.
El diestro llegó al hospital en las primeras horas del día y permaneció en observación hasta aproximadamente las 11:00 de la mañana. Durante ese tiempo, los especialistas realizaron las pruebas correspondientes para evaluar su estado de salud. Afortunadamente, los resultados fueron positivos y, al no detectarse complicaciones, se le otorgó el alta médica. “El dolor no ha llegado a más y al cumplir todos los criterios clínicos para poder obtener el alta médica, así ha sido», señalaron fuentes del hospital.
¿Cómo son los microinfartos?
Los microinfartos, también conocidos como ataques cardíacos «silenciosos», suelen ser difíciles de detectar, ya que en el 50% de los casos se confunden con problemas menos graves. Esta confusión aumenta el riesgo de sufrir complicaciones mayores, incluida la posibilidad de muerte por enfermedad coronaria, como advierten diversos profesionales de la salud.
Un microinfarto, al igual que otras enfermedades, es una forma en la que el cuerpo nos alerta de que algo no está funcionando correctamente y necesita atención para evitar futuros problemas. Los síntomas de estos episodios pueden ser tan sutiles que se pasan por alto, lo que retrasa su detección. Entre los signos más comunes se encuentran:
- Dolor o presión en el pecho, que puede durar varios minutos o ir y venir.
- Malestar leve en la garganta o tórax, a menudo confundido con indigestión o reflujo gástrico.
- Dolor punzante en el brazo.
- Molestias en la parte superior de la espalda, mandíbula, cuello, brazos o estómago.
- Sudoración fría.
- Mareos o sensación de náuseas.
- Falta de aire repentina.
Los médicos pueden detectar un microinfarto mediante pruebas como electrocardiogramas o ecocardiogramas, que evidencian el daño en el músculo cardíaco. Otra opción es realizar un análisis de sangre para identificar la troponina T, una proteína liberada por las células cardíacas dañadas.
Por otra parte, los microinfartos no solo afectan al corazón, sino que también pueden producirse en el cerebro. La Fundación Pasqual Maragall describe los microinfartos cerebrales como «pequeñas lesiones vasculares en el cerebro», advirtiendo que «su acumulación puede conllevar una disminución de las capacidades cognitivas».
Estas pequeñas lesiones, que suelen tener un origen isquémico, pueden ser asintomáticas, aunque con el tiempo provocan una reducción del flujo sanguíneo al cerebro, lo que puede generar una lesión por falta de oxígeno. Entre los síntomas de este tipo de microinfartos destacan confusión, problemas para hablar, dificultades para ver o caminar, así como mareos o pérdida del equilibrio.
Los principales factores de riesgo de estas afecciones incluyen:
- Hipertensión arterial.
- Diabetes.
- Colesterol elevado.
- Hábitos tóxicos como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.
La prevención y el control de estos factores de riesgo son esenciales para reducir la posibilidad de sufrir un microinfarto, ya sea cardíaco o cerebral, y evitar consecuencias más graves.