Rocío Osorno es una influencer sevillana de 35 años que suele ser noticia por sus bonitos looks a los que inspira a sus más de 1,5 millones de seguidores en Instagram. El día a día con sus dos hijos pequeños, Jacobo y Luis, y su vida como diseñadora de moda de su propia firma, Rocío Osorno Studio, es su principal contenido en redes (además de los eventos y demás planes a los que se la invitan por su profesión).
Como parte de su trabajo, la influencer suele hacerse sesiones de fotos con diferentes prendas de moda ayudada por amigas, su madre o ella misma. Los escenarios que busca para fotografiarse suelen ser lugares públicos como calles, plazas, puertas… cualquier sitio donde haya buena luz y pueda enseñar bien la ropa que lleva. El pasado sábado se hizo su última sesión de fotos ayudada de su madre. Sin embargo, lo que comenzó siendo algo normal como fotografiarse luciendo un precioso vestido primaveral, terminó convirtiéndose en una desagradable situación que ha querido denunciar a través de sus historias de Instagram. «Estas fotos las hice el sábado con mi madre en La Cartuja», comenzaba escribiendo la influencer.
La Cartuja es un barrio de Sevilla situado en la orilla este del río Guadalquivir y sede de la Exposición Universal de Sevilla en 1992. Una zona transitada por personas de diferentes edades, entre ellas niños y niñas, excepto los fines de semana, que suele estar bastante desierto. Hasta aquí todo bien. No obstante la sevillana continuaba diciendo que «Es la última vez que vamos ella y yo solas y menos en fin de semana que no hay ni un alma. Ya es la tercera vez que nos pasa algo parecido y es asqueroso», decía Rocío.
Al parecer, mientras hacían las fotos, Rocío y su madre se percataron de que había un hombre rondando por la zona donde se encontraban y lo peor de todo, es que le terminaron pillando masturbándose, lo que provocó que vivieran una situación de miedo y asco y tuvieran que irse del lugar. La influencer ha querido denunciarlo a través de sus historias advirtiendo al resto de niñas y mujeres de que no vayan por la zona solas.
«El sábado notamos algo raro con un hombre que andaba por allí escondido»
En su siguiente historia, Rocío Osorno contaba detalladamente lo sucedido y advertía de que no es un hombre solo el que va por allí, sino varios. De hecho, cuenta cómo ya vivió una situación bastante parecida y tuvo que llamar a la policía. «Lo voy a decir de buenas formas pero digamos que hay «señores» que van allí a «autosatisfacerse». Una vez hace un par de años tuve que llamar a la policía y ya cuando se dio cuenta de que estaba llamando salió corriendo porque le daba exactamente igual que lo estuviéramos viendo», denuncia Rocío.
«El sábado notamos algo raro con un hombre que andaba escondido y nos tuvimos que ir», continuaba la influencer. «Yo al menos soy adulta y ya no me voy a traumatizar con nada (aunque tampoco me parece bien tener que normalizar esto, la verdad), pero allí siempre hay muchas niñas pequeñas grabando Tik Toks y si alguna lee esto, de verdad no os fieis allí de nadie y jamás vayáis solas», sentenciaba.
Al parecer, no es la primera ni la última vez que esto ocurre en el barrio sevillano. Muchas de sus seguidoras que viven en la misma ciudad, no tardaron en responder a Rocío contando que ellas también lo habían tenido que vivir. Comentarios como «Esa zona es un asco», «Por desgracia es tan común allí» o «La Cartuja es conocida por esto», son algunos de ellos.
Al mismo tiempo, denuncia que nadie haga nada y que se tenga que normalizar esta situación y que ese barrio esté lleno de ese tipo de gente, que causan miedo. «Se pasa muy mal. Es muy violento. Mi madre y yo nos montamos en el coche y yo no podía ni conducir bien, me temblaban las piernas porque a la vez sientes que te puede hacer algo».
Por último, termina pidiendo precaución a las mujeres que la siguen que nunca vayan solas y «siempre andaos con ojo por allí».