Arnold Schwarzenegger, el icónico actor y exgobernador de California, se ha visto envuelto en un insólito percance en el aeropuerto de Múnich, Alemania, por culpa de un reloj de lujo.
Schwarzenegger aterrizó en Múnich con un propósito altruista: subastar un exclusivo Audemars Piguet para recaudar fondos destinados a la protección del medio ambiente. Sin embargo, desconocía un detalle crucial de las leyes aduaneras alemanas.
Según han informado diversos medios estadounidenses, Schwarzenegger pasó alrededor de tres horas en trámites y consultas aduaneras por no declarar el reloj, un objeto valioso que pretendía subastar en Stanglwirt, su país de origen. Las normativas aduaneras alemanas estipulan que todo viajero procedente de fuera de la Unión Europea debe declarar cualquier bien que supere los 10.000 euros, incluyendo joyas y otros objetos de valor como cámaras digitales de alta gama.
El sitio web del aeropuerto de Múnich establece claramente que «los bienes destinados a fines comerciales siempre deben declararse independientemente de su valor». Esto incluía el reloj de Schwarzenegger, que, en su afán por apoyar la causa ambiental, olvidó declarar.
Un portavoz de la Aduana de Múnich subrayó que este incidente no era una excepción, afirmando: «no declaró un producto. Un producto que fue importado de países no comunitarios para permanecer en la UE. Y este proceso se aplica a todos».
La situación, que podría haber sido sacada de una comedia, se complicó aún más cuando Schwarzenegger intentó pagar los impuestos correspondientes. Se enfrentó a un terminal defectuoso, limitaciones en la extracción de efectivo de un cajero automático y el inoportuno cierre de un banco local. Finalmente, un agente aduanero logró procesar el pago con otro terminal, permitiendo al actor continuar su viaje hacia Austria.