La Guardia Civil detuvo en la mañana de ayer a un hombre de 44 años, como presunto autor del asesinato de su pareja sentimental, Carolina Fumero, de 43, en el interior de una vivienda del número 1 de la calle Las Turcas, en el barrio de La Corujera, en el municipio tinerfeño de Santa Úrsula. Las diligencias de investigación se han declarado secretas, pero trascendió que el cuerpo de la víctima apareció en el interior de la fosa séptica del inmueble donde el presunto asesino residía con ella, a la que ya había agredido en otras ocasiones, como el pasado 30 de mayo de 2020, en pleno confinamiento. En el transcurso de una semana, la mujer fue golpeada en dos ocasiones por el ahora principal sospechoso de su muerte. De hecho, por la última de estas agresiones, la afectada solicitó una orden de protección del mismo, que le fue concedida por la autoridad judicial.
Este crimen fue descubierto gracias al testimonio de una tercera persona, un varón al que, supuestamente, el autor material del homicidio solicitó ayuda para esconder el cuerpo. En la mañana de ayer, dicho testigo acudió al puesto de la Guardia Civil para denunciar el hecho.
Supuestamente, tras matar a la mujer, el varón escondió el cuerpo en el interior de un congelador, supuestamente para conservarlo antes de poder deshacerse del mismo. Para eso, en la madrugada del pasado domingo, avisó al referido testigo y le relató lo que había sucedido. Alrededor de las dos de la madrugada, según señaló esa tercera persona, a los profesionales del Instituto Armado, abandonó el citado domicilio muy asustado, tras supuestamente «negarse a colaborar» para ocultar el cuerpo. Sin embargo, sí pudo detectar que el cadáver fue metido en la fosa séptica. Este testigo también fue detenido ayer por parte de agentes de la Guardia Civil por si tuviera alguna vinculación con los hechos.
Fuentes vecinales explicaron que, supuestamente, la mujer asesinada residía hasta hace relativamente poco tiempo con otra pareja sentimental en la urbanización La Quinta, en Santa Úrsula. Sin embargo, los fines de semana acudía a la vivienda del ahora acusado de su muerte.
Denuncias previas
Según trascendió, durante el confinamiento, con pocos días de diferencia, la mujer fue agredida en dos ocasiones y en ambas denunció a su agresor. La primera vez acudió a la Guardia Civil y relató los hechos, pero después retiró los cargos y el asunto quedó sobreseído. En la segunda ocasión, se reafirmó en la denuncia y la Policía Local de Santa Úrsula detuvo al supuesto autor del crimen. Además, la afectada pidió orden de protección, que le fue concedida por la autoridad judicial, pero que, supuestamente, no se estaba cumpliendo. Al parecer, volvió a retomar la convivencia con su presunto agresor a comienzos de la semana pasada.
Adicción a la cocaína
La víctima y su presunto asesino mantenían una fuerte adicción a las sustancias estupefacientes, sobre todo a la cocaína, y una de las hipótesis de trabajo de los investigadores es que el hombre atraía a la mujer con el gancho de poder consumir juntos. La importante dependencia de la droga por parte de la ahora fallecida provocó en algún momento que su hija llegara a romper temporalmente su relación con la misma. A algunas personas de su entorno, la víctima manifestó que estaba agradecida por el trato que le ofrecía la Guardia Civil cuando iba a plantear sus problemas, pero todo indica que su adicción a las drogas y sus sentimientos hacia el ahora acusado de su muerte pesaron más en sus decisiones. En cuanto al presunto autor material del crimen, se investiga si estaba en tratamiento psiquiátrico por depresión.
El cuerpo de la mujer asesinada apareció en la planta baja de la edificación de tres alturas donde vive el detenido, que tiene allí un apartamento independiente. En el piso superior reside su padre junto a una hermana con discapacidad.
Estrella Digital